El furibundo despliegue de la "revolución"

AutorFrancisco Marín

VALPARAÍSO.- El lunes 7 de octubre, cuando un nutrido grupo de estudiantes del tradicional Instituto Nacional (IN) ingresó a la estación Universidad de Chile, del Metro de Santiago, en rechazo a la enésima alza del pasaje decretada por el gobierno del derechista presidente Sebastián Piñera, Chile era una caldera a punto de explotar.

Los "institutanos", que cargaban con la rabia de haber sido perseguidos inmisericordemente desde que Piñera asumió el poder en marzo de 2018, sacaron el conflicto de sus aulas y lo llevaron al espacio público.

Al hacerlo, activaron la chispa que haría explotar en mil pedazos el modelo neoliberal chileno, que hasta el estallido de esta crisis era presentado por la prensa internacional y los organismos multilaterales como "un ejemplo" mundial de desarrollo económico. Todo era una gran mentira.

En los meses previos al estallido social, el IN-donde se han formado 18 presidentes de Chile y uno de Perú- fue objeto de feroces cargas policiales que incluyeron golpizas a niños en sus propias aulas.

Los institutanos, junto a estudiantes de otros liceos "emblemáticos", habían encabezado el rechazo a la ley "Aula Segura", promulgada por Piñera en noviembre de 2018. Esta, en los hechos, criminaliza la participación política de los estudiantes al facultar a los directores a expulsar a quienes "estén involucrados en actos violentos y que causen daños a la institución o generen algún perjuicio a quien forme parte de ella".

El lunes 14 eran miles los estudiantes de secundaria que ingresaban sin pagar e invitaban a otros usuarios del Metro a hacerlo. La consigna "¡El pueblo unido jamás será vencido!" acompañaba las acciones. El gobierno dispuso cientos o miles de efectivos policiales para neutralizar la protesta, pero de nada sirvió. Tampoco, que el Metro restringiera el paso de los secundarios ni que cerrara las puertas de ingreso a las estaciones.

La mañana del miércoles 16 un centenar de personas, sobre todo adultos, pero liderados por secundarios, empujó hasta derribar las puertas metálicas que impedían el ingreso a la céntrica estación Plaza de Armas.

Un día después, un nutrido grupo de secundarios arrasó con las rejas de la estación Santa Lucía. El puñado de carabineros que la custodiaba nada pudo hacer.

Una vez que las niñas y adolescentes saltaron los torniquetes de pago, gritaron: "¡Evadir, no pagar, otra forma de luchar!".

Escenas como estas se repitieron varias veces esos días y se viralizaron en las redes. La clase política reaccionó a esta sublevación con más castigos. El miércoles 16, la Cámara de Diputados aprobó en su trámite final la ley de "detención por sospecha", dirigida contra los adolescentes, promovida por el Ejecutivo y con el respaldo parlamentario de la Democracia Cristiana y del "opositor" Partido Radical, tal como ocurrió con Aula Segura.

El viernes 18 los carabineros, que dependen del Ministerio de Interior, comenzaron a disparar a los estudiantes. El medio digital Piensa Prensa difundió, a las 19 horas, el video de una niña herida con un proyectil en la región púbica. Esto ocurría en la Estación...

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