El fútbol como manual de economía

AutorJesús Suaste Cherizola

Digamos, por ejemplo, ¿qué equipo sería usted si su posición social estuviera representada en la tabla de una liga, pelea por llevarse el campeonato o por no descender, acumula capital o está a un punto de caer debajo de la línea de pobreza? Y aún más importante: ¿le es familiar la sensación de que el marcador no refleja el esfuerzo que realiza dentro de la cancha?

Tomaremos el ejemplo de la liga española de futbol, regenteada implacablemente por el duopolio Barcelona/Real Madrid -el análisis exige abandonar las rivalidades aparentes en beneficio de un criterio de clase-. Este torneo, pese a sus trofeos y su prestigio, ostenta niveles de desigualdad dignos de un país subdesa-rrollado. Convive con naciones como El Salvador, Brasil o Guatemala en la ominosa parte alta de la escala de Gini, utilizada para medir la desigualdad de los ingresos.

La coalición MadrCelona, también llamada BarDrid, concentra entre 45 y 50% del presupuesto total de la liga (según el año de referencia), una cantidad superior a la que se reparten los 16 equipos con menos recursos económicos.

Sus presupuestos individuales son dos veces mayores que el de su más cercano perseguidor, el Atlético de Madrid, y hasta 20 veces más que los de los equipos más pobres.

Según la ratio de los presupuestos entre el último y el primer decil, la liga española está a la altura de economías como las de Nicaragua o México. En rigor, los juegos de esta liga debería televisarlos Oxfam.

Instalada en la parte venturosa de la desigualdad, la coalición MadrCelona ha podido confeccionar uno de los torneos menos emocionantes del mundo. Si consideramos los 72 enfrentamientos que en las cinco pasadas temporadas han tenido los miembros del duopolio contra los tres equipos con menor poderío económico de cada año, la probabilidad de que el MadrCelona pierda es de 2.8% (1 en 36). La misma que la de tirar dos dados y obtener un 12.

En el largo plazo, el BarDrid ha conquistado 58 de las 87 ligas disputadas en la historia del torneo (66%), 37 de las últimas 50 (74%), 29 de las últimas 34 (85%) y 13 de las últimas 14 (93%). Si la tendencia se mantiene, los miembros de la coalición pronto habrán logrado que sus probabilidades de victoria se repartan en porciones de 50 y 50%. Ser campeón se habrá convertido en un acto tan probable como ganar un cara o cruz.

¿A partir de qué umbral podemos considerar que una justa deportiva se ha convertido en una disputa financiera? ¿Se puede decir que se participa en una competencia cuando no se tienen posibilidades reales de ganar? Mientras estas preguntas se mantengan fuera del debate público la orgullosa Liga BBVA, indiferente a su semblante de país subdesarrolla-do, seguirá avanzando con paso firme en su misión de garantizar que el duopolio apuntale su leyenda.

El panorama es alentador siempre que no se pertenezca a lo que en la escritura panfletaria llamamos "las grandes masas": los 18 equipos convertidos en piezas de una infinita...

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