El gasoducto que les robará la vida

AutorLuz Martínez Ladrón de Guevara y Désireé Therre

Doña Maura camina entre el maíz que ha cultivado, revisa cuidadosamente cada hoja para asegurarse de que no haya plagas, ve con orgullo las mazorcas que han comenzado a salir: "Todavía están tiernas, les falta tiempo", concluye. Es la última semana de julio y no ha llovido. Ella espera que pronto lleguen las lluvias para que su cultivo crezca y así tener alimento para el próximo año. La fuente de sustento de Maura Aparicio Torres está en peligro: la mujer de 47 años puede perder su terreno. Ella recuerda con tristeza cómo una tarde, después de trabajar en el campo, encontró a un hombre caminando entre sus maizales, pisando sin cuidado sus cosechas, observando, tomando nota... este hombre volvió días después para exigirle los papeles que validaran la propiedad del terreno con la única explicación de: "Vamos a construir un gasoducto". En noviembre de 2015 la empresa TransCanada ganó la licitación otorgada por la Comisión Federal de Electricidad (intervino esta empresa estatal, y no Petróleos Mexicanos, por tratarse de un proyecto para generar energía) para construir y operar el gasoducto Tuxpan-Tula: un sistema de 250 kilómetros que transportará diariamente 886 millones de pies cúbicos de gas natural a través de Veracruz, Puebla, Hidalgo y el Estado de México.

Para la construcción de este megapro-yecto será necesario excavar gran parte del terreno de doña Maura, a quien le prometieron dejar todo "en su lugar" después de la instalación del ducto. Ella no les cree; sabe que después no podrá volver a cultivar ahí.

La ruta del gasoducto Tuxpan-Tula pasa por el pueblo otomí de Chila de Juárez, Puebla, lugar de nacimiento de doña Maura, de su esposo y de sus tres hijos. Su familia depende por completo de sus cultivos de maíz y cacahuate: gran parte de lo cosechado es para el autoconsumo; venden lo poco que sobra. "Nuestra tierra es muy valiosa, por ella comemos, por ella sembramos y sin ella no podemos seguir".

La ruta de la destrucción

El empleado de TransCanada ha visitado a doña Maura en múltiples ocasiones y siempre ha intentado convencerla de entregar las escrituras de su casa y de su terreno. "El hombre me ofreció dinero. '¿Cuánto?', pregunté. Nunca lo especificó. También me dijo que me iban a reubicar en algún otro lugar", relata.

Doña Maura se ha rehusado a entregar los papeles a pesar de amenazas como: "Si ustedes dan permiso o no, si aceptan el dinero o no, esto va a pasar. Es un hecho". Ahora la mujer tiene miedo: "Van a pasar sobre...

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