Cómo se gestó el multitudinario "desplazamiento forzado"

AutorJenaro Villamil

Todo comenzó por un mensaje en Facebook -una convocatoria abierta en una cuenta con 200 hondureños inscritos- para reunirse en San Pedro Sula a las 08:00 horas del 12 de octubre: "A diario salen 300 personas de Honduras, mejor hagamos una caravana, como una sola familia, para correr menos riesgos al emigrar hacia el norte".

El gobierno de Juan Orlando Hernández, incapaz de enfrentar al crimen organizado o coludido con las múltiples maras (bandas) que persiguen a la población, trató de desacreditar esta iniciativa y acusó al periodista Bartolo Fuentes de instigarla. La estación televisiva HSH la calificó como "una farsa". Fuentes pidió derecho de réplica. Al aire cuestionó al gobierno de Hernández e hizo un llamado para sumarse al movimiento.

"Cuando nos dimos cuenta, gracias a la entrevista en este noticiario, se nos dejaron venir 3 mil personas. En vez de afectarnos, lo que hizo HSH fue unir a más gente", recuerda Walter Coello, uno de los 18 coordinadores originales que partieron de la citada localidad.

"Cuando salimos de San Pedro Sula, el señor Bartolo Fuentes nos guiaba, y yo ahí, apoyándolo como coordinador. Dijimos que somos una sola familia y que nadie iba a dividir el grupo. Si no pasábamos todos, no pasaba nadie", explica Coello en entrevista con Proceso en el albergue temporal de Santiago Niltepec, Oaxaca.

El régimen hondureño fracasó en su intento de frenar la caravana. Entre el 17 y el 20 de octubre trató de convencer a los migrantes de retornar al país. Detuvo a Bartolo Fuentes en Esquipulas, Guatemala, acusado de instigador y de violar leyes fronterizas, pero no pudieron detener la marcha de los más pobres. Se les sumaron cientos de mujeres y jóvenes salvadoreños y guatemaltecos.

Nadie les pidió dinero, afirma Coello. La mayoría llegó sin pertenencias. No pudieron reunir ni 50 dólares. Hay jóvenes que piden dinero para comer, para comprar un refresco. Las mujeres salieron con sus hijos e hijas "porque las maras los están reclutando. Si ellas se oponen, matan a toda la familia. A los varones los usan como mulas para que lleven y traigan dinero; son a los que matan, a los que agarran, a los que meten presos. A las jóvenes las violan".

En menos de dos semanas la caravana se transformó en un éxodo nunca antes visto en la última década en Centroamé-rica. Los organizadores y organismos de derechos humanos calculan que llegaron 7 mil personas al puente fronterizo entre Guatemala y Chiapas el pasado 19 de octubre.

Su ejemplo ha cundido. Tres caravanas más se formaron en la última semana: una que acampa en Huixtla...

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