Gibert Jeune, la mítica librería de París, está dejando de ser

AutorAnne Marie Mergier

PARÍS, FRANCIA.- Estanterías semivacías, pasillos desolados, presencia casi fantasmagórica de libreros, pasos furtivos de escasos clientes desemparados, peso del silencio... Todo luce igual de tétrico en cada uno de los cuatro pisos de Gibert Jeune, histórica y mítica librería parisina de la Place Saint-Michel...

Encogen el alma los sillones de mimbre en los que ya no se sienta nadie para hojear las páginas de una novela, los mostradores en los que languidecen revistas de historia o ciencias y las largas mesas en las que yacen como náufragos libros de segunda mano.

"¡Una lenta agonía!", murmura un librero de la sección de filosofía. Suena amarga su voz atenuada por el tapabocas. "Es como oír los últimos latidos de un corazón... -confía mirando en derredor-. Nunca me imaginé que Gibert Jeune podía acabar así. En realidad nunca me imaginé que Gibert Jeune podía acabar algun día a pesar de las dificultades que enfrentaba. Sobrevivió a tantos acontecimientos en sus casi 135 años de existencia..."

Más que una librería, Gibert Jeune es -o está dejando de ser- una institución en París, en Francia y mucho más allá, y a nadie se le ocurría pensar que pudiera desaparecer.

Oficialmente cerrará para siempre el próximo 31 de marzo.

Quizás antes -sugiere otro librero, encontrado en la sección de literatura, tan desalentado como su colega-. Puede cerrar en cualquier momento.

Y en cualquier momento quedará desempleado al igual sus 70 compañeros de trabajo. Encoge los hombros, desvía la mirada y calla.

"Con la desaparición de Gibert Jeune es una parte de mí mismo la que desaparece también", confiesa el historiador Eric Anceau en una crónica publicada el pasado 22 de febrero en el matutino Le Figaro.

"No sospeché un final tan trágico...", apunta antes de describir, entre fascinado y dolido, las reacciones que provocó un tuit que acababa de escribir para expresar su tristeza en las redes sociales.

En pocas horas mi mensaje fue compartido por millón y medio de personas -señala-, me llegaron centenares de comentarios, unos conmocionados, otros enojados.

"Se me rompe el corazón", "Murieron mis 20 años", "Nostalgia infinita", "Un drama para la cultura", "Me siento asqueado", "Desaparece un patrimonio"... tuitearon los seguidores parisinos y franceses de Anceau.

Pero lo que más asombra al catedrático de La Sorbona es la cantidad de tuits que le llegaron del extranjero:

"No pensé que iba a recibir tantos mensajes del mundo entero -insiste en su crónica-. Me escribieron de Estados Unidos, Australia, México, Perú, Brasil, de numerosos países europeos y de Africa francófona, inclusive de Japón y de la India... Cada persona evocaba un recuerdo personal de Gibert Jeune".

Todos los medios de comunicación galos cubrieron la noticia, en sí lastimosa pero aún más difícil de sobrellevar al cumplirse un año de vida trastornada por el coronavirus, un año de incertidumbre, vulnerabilidad y muertes, en el que se ansiaba aferrarse a algo cuando todo se tambalea.

Y una librería más que centenaria, frecuentada por seis generaciones de escolares, por amantes de los libros de todas edades y horizontes, ubicada en el corazón del Barrio Latino a la orilla del Sena, equidistante de Notre Dame y La Sorbona, es -está dejando de ser- una de estas referencias... Más aún cuanto Notre Dame sigue mutilada e inasequible desde el incendio que la devastó el...

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