Gobernar al aventón

AutorDenise Dresser

Cada mañana el presidente anuncia o desmiente o amenaza, suponiendo que su palabra podrá traducirse en acción. Y muchas veces habla desde el desconocimiento, no después de la deliberación. Habla desde la anécdota, no luego de la auscultación. Habla desde la convicción, no como resultado de la constatación. Como lo hizo apenas hace unos días sobre el tema de la gasolina y sus precios, las gasolineras y sus abusos. Ahí, en la conferencia mañanera argumentó que el combustible no baja de precio por los márgenes de ganancia de quienes la despachan. Acusó a las gasolineras de cochupo y colusión. Amenazó con exhibir públicamente una lista de los peores infractores. Anunció la creación de una red de gasolineras públicas que vendieran debajo del costo. Y así demostró cómo mal entiende el poder del presidente y cómo lo usa equivocadamente.

Sin duda hay gasolineras que hacen trampa, que cobran más de lo que deberían o se quedan con lo que no deberían quedarse. Pero el precio de la gasolina no sólo depende de la voluntad del dueño o concesionario; opera también en función del tipo de cambio, los costos de transporte, los costos de distribución, el impuesto que el propio gobierno le coloca. Culpar a las gasolineras es no comprender la complejidad del problema. Y amenazar con exhibirlas es convertir la conferencia mañanera en un "Tribunal de la Virtud" al estilo de Robespierre donde se exhibe, se culpa, y se guillotina pero no se resuelve el problema.

AMLO no debería arrogarse una autoridad que no tiene ni interferir en el mandato de quien deberían ejercerla. Para los temas de colusión o prácticas anticompetitivas está la Comisión Federal de Competencia. Para eso existen los órganos reguladores autónomos y con esta intención fueron creados. Para señalar fallas del mercado, para investigar a quienes atentan contra la competencia, para sancionar a quienes lo manipulan. No le corresponde al presidente apuntar con dedo flamígero a las gasolineras que considera culpables; le corresponde a la Cofece demostrarlo y actuar en consecuencia.

El mismo problema ocurre con la idea presidencial de crear una red de gasolineras gubernamentales. Ya existe y Pemex la conce-siona. Crear una nueva no sólo sería carísimo, también sería ilegal. Si ahí se decidiera vender gasolina por debajo del costo, el gobierno tendría que subsidiarla y los contribuyentes acabaríamos financiando gasolina barata vía nuestros impuestos. Además constituiría un acto de competencia desleal...

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