El gobierno envilece el diálogo

AutorJesús Cantú

Por ello cuando el secretario de Educación, Aurelio Ñuño, manifiesta su disposición al diálogo, pero cancela la posibilidad de modificar el proyecto de la reforma educativa (como lo ha hecho el gobierno federal, incluso desde antes de aprobar y promulgar la reforma legislativa), en realidad acaba con el diálogo mismo y lo reduce a una simple charla, pues elimina toda posibilidad de tomar en cuenta el punto de vista de los maestros.

El mismo Crick, señala: "La política es la conciliación, la solución del problema del orden que prefiere la conciliación a la violencia o coerción como medio efectivo de que los distintos intereses encuentren el grado de compromiso que mejor sirva a su interés común por la supervivencia... la política entraña cierta tolerancia a verdades divergentes y el reconocimiento de que la gobernación no sólo es posible, sino que se ejerce mejor cuando los intereses rivales se disputan en un foro abierto".

Por ello una de las principales herramientas de la política es el diálogo y éste requiere el reconocimiento de que hay intereses divergentes que deben dirimirse en un foro abierto, franco y sin vetos previos, pues éstos lo cancelan y, por ende, eliminan la posibilidad de lograr compromisos mutuos y aniquilan la política.

Lamentablemente la disputa en torno a la Reforma Educativa ya provocó la pérdida de vidas humanas y, de prevalecer la cerrazón, es probable que los ocho muertos en Asunción Nochixtlán, Oaxa-ca, no sean los únicos, pues como ya es evidente, las protestas magisteriales se han extendido a otras partes del territorio nacional e incluso en estados donde aparentemente no había ninguna disidencia, como Nuevo León, donde ya lograron convocar a varios miles de manifestantes.

Es evidente que el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto desde el primer día de su mandato dejó claro que despreciaba la política como medio de solucionar los problemas y optaba por el uso de la violencia, sin importar los costos. En la capital de la República no han vacilado en recurrir al uso de la fuerza pública para reprimir las protestas sociales, como hicieron el mismo 1 de diciembre de 2012, durante la toma de posesión. Pero la violencia ejercida en la ahora Ciudad de México no ha sido la peor, pues aunque ha sido recurrente y ha provocado detenidos y heridos, hasta el momento no ha causado pérdida de vidas humanas, lo que sí ha sucedido en otras entidades.

En abril de 2014 la organización de la sociedad civil internacional...

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