El gobierno de la ignorancia

AutorAxel Didriksson

Para la parte de la sociedad mexicana que se adhirió a la propuesta de un tipo de gobierno pregonado por el PRI (o creyó en ella por cualquier motivo), Enrique Peña Nieto la representa a cabalidad. Sus voceros de prensa y televisión se encargaron de justificar su falta de cultura y educación (que no la mercantilización de sus certificaciones), y la misma fue asumida con el argumento de que no tiene ni tendrá connotaciones negativas para sus funciones de jefe de Estado, ni para su capacidad de gobernar, porque se ha impuesto una nueva conformación política-corporativa (antes se hacía con las organizaciones sociales y las cúpulas de los sindicatos), ahora articulada a los medios y redes visuales de comunicación de masas.

Representar un gobierno de este tipo, con la nueva expresión política-corporativa, ya no tiene connotaciones negativas, porque, como dice Antonio Brey (La sociedad de la ignorancia, Océano, Madrid, 2011), "de forma progresiva, la ignorancia ha ido perdiendo sus connotaciones negativas hasta el punto de llegar a prestigiarse. Se ha disipado el pudor a mostrar en público la propia ignorancia, e incluso con frecuencia se exhibe con orgullo, como un aditivo más de una personalidad apta para gozar al máximo del hedonismo y la inmediatez que proporciona un con-sumismo desenfrenado. Ser ignorante no es incompatible, ni mucho menos, con tener dinero o glamour. Más bien al contrario, nos puede proporcionar una pátina de simpatía altamente empática a ojos de los demás" (2011, página 78).

(Nota al margen: esta tendencia política se ha venido construyendo con crudeza desde hace dos sexenios: con las pifias y los dislates de Vicente Fox, la dicción y el discurso altisonante de Elba Esther Gordi-llo, y la inversión de la realidad que mostró en sus discursos Felipe Calderón, quien siempre creyó que estaba combatiendo de forma radical y feroz al crimen organizado, cuando ocurría exactamente lo contrario.)

Así, con el impulso de esta imagen que crea una mediática simpatía, en una sociedad que tiene uno de los más bajos niveles de aprendizaje -donde la escolaridad de bachillerato y superior sólo puede ser un espacio para la minoría, y donde los buenos conocimientos de la ciencia y la tecnología son los que se compran en el exterior y no los que producen nuestros investigadores-, Enrique Peña Nieto se ha erigido en lo más granado de una estructura política representativa de un gobierno de la ignorancia, para lo cual se maneja desde un set y se...

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