Un golpe doble a la democracia

AutorAndrés Mourenza

ESTAMBUL- Eran las 10 de la noche del pasado viernes 15, hora en la que miles de vehículos colapsan las calles de esta ciudad, cuando dos camiones de transporte de tropas tomaron posiciones a la entrada del primer puente que une los continentes europeo y asiático sobre el estrecho del Bosforo y los militares que descendieron de ellos ordenaron detener el tránsito.

Al mismo tiempo, desde Ankara llegaban noticias de que un avión F-16 sobrevolaba la capital y poco después se empezó a escuchar el chirriar de las orugas de los tanques sobre el asfalto. Debía tratarse de una alarma por atentado, en un país que, desde hace un año, ha sufrido una decena de grandes ataques terroristas atribuidos a grupos armados kurdos y al Estado Islámico.

Nadie se atrevía a pronunciar la palabra maldita: golpe. Una palabra que parecía totalmente desterrada del vocabulario turco después de haber sufrido durante décadas la tutela de los militares, quienes derrocaron gobiernos electos en 1960, 1971,1980 y 1997. No al menos hasta que el primer ministro, Binali Yildirim, confirmó que se trataba de "un levantamiento de una facción del Ejército"

Esa noche, Turnan -nombre ficticio de un joven oficial de las fuerzas armadas que pidió el anonimato- recibió un mensaje en su celular. Debía incorporarse de inmediato a su cuartel. Decidió, en cambio, encerrarse en casa de un amigo, pues ignoraba si su unidad se había mantenido leal al gobierno o participaba de la rebelión: "El Ejército está muy dividido, nadie confía en nadie pues no sabe a qué grupo pertenece", comenta.

Desde luego, en parte del estamento castrense -que se autoproclama garante del laicismo oficial del país- hay, desde hace años, una insatisfacción creciente con el gobierno islamista y con el presidente Recep Tayyip Erdogan, sobre todo porque en los últimos años se han producido intensas purgas utilizando procesos judiciales en los que al menos parte de las pruebas han sido falsas.

El rumbo de Turquía tampoco les gusta a esos militares, pues las veleidades autoritarias de Erdogan han provocado una intensa polarización en la sociedad y su personalismo a la hora de manejar la política lo ha llevado a aventuras, como involucrarse en la guerra de Siria y enemistarse con potencias vecinas, así como negociar directamente con el grupo armado kurdo PKK -considerado una organización terrorista por Ankara y odiado por los militares- para después declararle la guerra con un alto costo en vidas humanas: más de mil 700...

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