Gozan cremas en silencio

Gustavo Matosas se guardó para sí mismo todas las emociones fuertes por dirigir, y ganar, su primer Clásico con el América.

La tranquilidad fue la característica principal del estratega azulcrema durante el encuentro ante Pumas en el Estadio Olímpico Universitario, eso y su formalidad para vestir.

El timonel uruguayo saltó al campo de CU, con una temperatura de entre 24 y 26 grados, ataviado con una camisa azul claro, saco y chaleco azul fuerte, pantalón de mezclilla y zapatos color crema.

El look se complementó con unos lentes oscuros y un pañuelo a juego con la camisa, percha que quizá no quiso perder al emocionarse de más.

Fuera de gritar indicaciones a sus muchachos, reclamar una decisión arbitral o, lo más fuerte que hizo, alentar a su equipo durante un contragolpe en el segundo tiempo, Matosas no se inmutó en su zona técnica.

Eso sí, decidió vivir el Clásico al filo del campo de juego y se fue a sentar hasta el minuto 75 a su banca, pero apenas por unos segundos después se volvió a parar.

El gol de Darío Benedetto lo festejó para sus adentros, al igual que la victoria anunciada tras el silbatazo final, posteriormente se dirigió al vestidor visitante con tres cuartos del estadio a su espalda lamentando la derrota felina.

Mientras que en la tribuna, Ricardo Peláez se tragó ayer los reclamos en el duelo ante Pumas.

El director deportivo azulcrema vivió el Clásico de una manera muy peculiar, pues mientras José Romano, director operativo del equipo, se inclinaba y se llevaba las manos a la...

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