La Guardia Nacional y la militarización de las fronteras

AutorOswaldo Zavala

No se trataba de indocumentados entrando a México por la frontera sur, sino de migrantes intentando salir del país en la frontera norte. En la imagen, los efectivos de la Guardia Nacional igualaban las funciones propias de la Border Patrol estadunidense. En más de un modo, los militares mexicanos suplementaban de facto la política antinmigrante del presidente Donald Trump desde México. Operaban, en efecto, al servicio del gobierno de Estados Unidos.

La actual instrumentalización de la Guardia Nacional para establecer un muro virtual en las fronteras mexicanas, tanto en el sur como en el norte, corre el riesgo de desarticular uno de los pilares del proyecto presidencial de López Obrador -la pacificación del país- y escalar hasta convertirse en la nueva "guerra" en nombre de la "seguridad nacional" de México y Estados Unidos. Propongo, en lo que sigue, analizar las terribles implicaciones que podría tener este nuevo conflicto militarizado en nuestro país.

Como sabemos, la movilización de la Guardia Nacional es el resultado del acuerdo migratorio entre México y Estados Unidos convenido el pasado 7 de junio tras la crisis política que el presidente Trump desató cuando amenazó, mediante un post desde su cuenta personal de Twitter, con la imposición de 5% de aranceles a las exportaciones de México si la actual ola de refugiados centroamericanos no era atendida por el gobierno de AMLO en términos satisfactorios para Washington. Tras varios días de negociación, la delegación mexicana, encabezada por el canciller Marcelo Ebrard, anunció en un comunicado conjunto con el gobierno de Estados Unidos que "México incrementará significativamente su esfuerzo de aplicación de la ley mexicana a fin de reducir la migración irregular, incluyendo el despliegue de la Guardia Nacional en todo el territorio nacional, dando prioridad a la frontera sur". El acuerdo también especifica que los migrantes que soliciten asilo en Estados Unidos "serán retornados sin demora a México, donde podrán esperar la resolución de sus solicitudes". Finalmente, México se comprometió a ofrecer "oportunidades laborales y acceso a la salud y educación de los migrantes y sus familias", además de "protección a sus derechos humanos".

La concesión de este endurecimiento en la política migratoria mexicana significa más que una derrota diplomática para el gobierno de AMLO, como fue entendido entre los principales medios de comunicación del país. Las fotografías de las detenciones de migrantes en la frontera norte son la ilustración más elocuente de un complejo proceso de transformación de la política de seguridad del gobierno de AMLO que, lejos de avanzar hacia la pacificación del país, parece dirigirse ahora en sentido contrario.

Recordemos que la campaña presidencial de AMLO se distinguió precisamente por un mensaje de pacificación que, entre otros temas, se enfocó en la retirada del Ejército de las tareas de seguridad asignadas desde el gobierno de Felipe Calderón (2006-2012) durante el supuesto combate a los "cárteles de la droga".

Con el anuncio de su Plan Nacional de Paz y Seguridad, AMLO y su equipo de transición dejaron claro que se alejarían de la política antidrogas estadunidense y que en cambio se enfocarían en atender el problema del consumo de drogas como una cuestión de salud pública y no como una emergencia que debiera ser combatida militarmente.(1) La propuesta de campaña se formalizó durante la rueda de prensa matutina del 31 de enero de 2019, cuando AMLO declaró el fin de la...

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