Una guerra sin salida militar

AutorRafael Croda

BOGOTÁ.- Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) constituyen una guerrilla golpeada en forma severa por la estrategia de seguridad instrumentada en la última década en este país, pero están lejos de una derrota militar.

A partir de 2002 la guerrilla ha perdido dos terceras partes de los 24 mil hombres en armas que llegó atener. Sin embargo, sus 8 mil combatientes -replegados en las zonas selváticas- son capaces de causar graves daños a la infraestructura económica del país y de golpear y distraer, con ataques focalizados, a la poderosa fuerza pública de 431 mil efectivos policiacos y militares.

Durante el primer semestre de este año, la infraestructura petrolera colombiana sufrió 67 ataques, lo que representó un aumento de 253% en relación con el mismo lapso de 2011, y según datos de la estatal Ecopetrol esos atentados causaron el derrame de 10 mil 700 barriles de crudo al día, lo cual implicó una pérdida de 190 millones de dólares durante ese periodo.

"Cada vez son más frecuentes los ataques de las FARC a la infraestructura vial, eléctrica, minera y petrolera. La estrategia de seguridad los golpeó muy fuerte en los últimos años, pero son una guerrilla capaz de hacer mucho daño", dice a Proceso Camilo González Posso, presidente del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz). González Posso -exministro de Salud y exdirigente de la guerrilla del M-19, desmovilizada en 1990-, señala que tanto el grupo insurgente como el gobierno del presidente Juan Manuel Santos saben que el conflicto armado interno que vive este país sudamericano desde hace 48 años no tiene salida militar, si por ésta se entiende la aniquilación de las FARC o la toma del poder a través de las armas por parte de esta guerrilla.

Apunta que esa realidad será un factor muy importante en el proceso de paz que iniciarán las partes esta semana en Oslo, Noruega, lo que marca una diferencia con los tres anteriores y fallidos diálogos de paz entre las FARC y el Estado colombiano: el de 1984, emprendido por el presidente Be-lisario Betancur; el de 1991 en Tlaxcala, México, durante el gobierno de César Gavi-ria, y los diálogos del Caguán, en 1998, que se prolongaron hasta 2002 durante el mandato de Andrés Pastrana.

González Posso afirma que "en el Caguán, la guerrilla creía que podía tomar el poder con las armas, y el gobierno creía que podía ganar tiempo para recomponer su fuerza militar, lo cual hizo. Hoy, la situación cambió radicalmente. El gobierno...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR