Guerra Sucia: la Femospp sólo logró una condena, y leve

AutorJavier Yankelevich

En diciembre de 2006 el agente del Ministerio Público Federal Roberto Enrique Terrón Sánchez consignó una averiguación previa por desaparición forzada ante el Juzgado Noveno de Distrito en Sinaloa.

Los días de Terrón en este tipo de investigaciones estaban contados, pues la oficina de la Procuraduría General de la República de la que formó parte muy pronto fue disuelta y sus miembros despedidos o dispersados. El folio del expediente es PGR/FE-MOSPP/018/2004. El nombre del acusado es Esteban Guzmán Salgado, exagente de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), quien en 2009 fue hallado responsable de la desaparición forzada de Miguel Ángel Hernández Valerio, ocurrida en 1977.

Guzmán es el único ejecutor del terrorismo de Estado durante la Guerra Sucia que ha recibido una sanción penal en México; también es el único triunfo de la Fiscalía Especializada en Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femospp). Ésta, creada y disuelta por Vicente Fox, debía investigar y llevar ante la justicia a los perpetradores de las matanzas de 1968 y 1971, de las desapariciones forzadas de la Guerra Sucia y de los numerosos homicidios políticos.

Pero de su modesto éxito en el juicio contra Guzmán no se enteraron, siquiera, los integrantes de la Femospp. Lo desconocen, incluso, los estudiosos de su trabajo.

En la más reciente investigación al respecto, escrita por Ezequiel González, profesor de la Universidad de Oxford, se afirma que: "(La Femospp) preparó y consignó numerosas acusaciones contra oficiales militares de alto perfil y un expresidente, pero sus esfuerzos fueron en vano (...) Ninguno de los casos llevados ante las cortes penales resultaron en condenas. De hecho, ninguno de ellos alcanzó la etapa de juicio".

Pero no fue así. Los documentos que los perpetradores atesoraban en su archivo de inteligencia, el testimonio de un hombre que sobrevivió a su desaparición forzada, la acusación final de una fiscalía agonizante y la curiosidad de un secretario en un juzgado federal lograron la primera y única sentencia contra un agente del Estado por una de las centenas de desapariciones forzadas cometidas durante la Guerra Sucia.

Desaparición

Miguel Ángel Hernández Valerio tenía 19 años en 1977, vivía en Mazatlán y estaba inscrito en la Preparatoria Rosales Nocturna de la Universidad Autónoma de Sinaloa.

Estudió allí gracias al apoyo de su familia en Veracruz y a la invitación de Maximiliano, un amigo de la infancia con quien compartía un cuarto en una casa de estudiantes. Miguel se mantenía gracias a lo que su hermana Concepción le enviaba vía giros telegráficos y de su trabajo en la librería de Melvin Cantarell, filósofo y...

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