Guerra sucia contra el tribunal de la paz

AutorRafael Croda

BOGOTÁ.- Patricia Linares, presidenta de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), sabe que ese sistema de justicia transicional -creado en Colombia para juzgar los crímenes cometidos durante la guerra interna- está bajo acoso de adversarios muy poderosos.

La Administración Antidrogas de Estados Unidos (DEA) ha intentado infructuosamente corromper a sus magistrados para descreditarlo. La ultraderecha colombiana busca derogar a la JEP mediante una Constituyente o un plebiscito. Y el presidente, Iván Duque, quien falló en su intento de modificar la ley estatutaria del tribunal, insiste en someterlo a reformas. Para Linares, estos embates contra la JEP se inscriben en el contexto de polarización política que vive Colombia por los acuerdos de paz con la exguerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). La Jurisdicción es la columna vertebral de esos acuerdos, porque es la encargada de enjuiciar y sancionar a los responsables de los crímenes de lesa humanidad que se registraron durante la guerra interna.

A la JEP pueden acudir exguerrilleros, militares, agentes del Estado y civiles para confesar los delitos que cometieron; a cambio pueden obtener sanciones alternativas, como sentencias máximas de ocho años o la posibilidad de pagar sus penas con trabajo comunitario y "libertad restringida". En entrevista con Proceso, Linares plantea que después de 52 años de conflicto armado en Colombia "hay desconfianza, hay miedo a la verdad y hay dolor (...) Sabíamos que esto iba a ser difícil, pero no tan difícil. Ahí se nos cruzó otra cosa".

Y esa "otra cosa" es el triunfo de Iván Duque, quien se convirtió en agosto pasado en presidente de Colombia con el respaldo del ultraderechista Centro Democrático (CD), partido del expresidente y senador Álvaro Uribe, el más enconado adversario de los acuerdos de paz con las FARC.

Duque, Uribe, el CD, la Fiscalía General y la embajada de Estados Unidos en Bogotá tienen en la mira a la JEP, aunque por razones diferentes.

-Hay una guerra contra la JEP -se le comenta a Linares-, en la que incluso participan sectores de Estados Unidos. ¿Por qué cree que ocurre esto?

-Sobre las diferencias o manejos que se puedan dar con gobiernos extranjeros yo no me pronuncio. No me corresponde. Lo que sí le puedo decir es que todo proceso de justicia transicional en sus etapas iniciales es muy difícil. Y la variable de la llegada al poder del partido contrario a los acuerdos de paz lo hace más difícil aún.

Entre la guerra y la paz

Linares es consciente de que no toda Colombia está a favor del proceso de paz, como lo demostró el plebiscito del 2 de octubre de 2016, en el que triunfó, por menos de un punto porcentual, el "No" al pacto con las FARC. El acuerdo fue modificado en las semanas siguientes y aprobado por el Congreso; pero la ultraderecha uribista lo sigue considerando un pacto de impunidad para la exguerrilla.

"Claro, es difícil explicarle a una víctima del conflicto, a...

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