De la guerrilla a la Vicepresidencia

AutorCesar Bianchi

MONTEVIDEO.- Cuando se supo la noticia, los medios fueron a pedirle una opinión a su marido. José dijo que su esposa, Lucía, tenía que "agarrar una changa" (un trabajo ocasional) y que lo que más lamentaba era que ya no le cocinaría pizzas caseras, al menos no por un tiempo.

Pero a José nadie lo llama por su nombre, ni en Uruguay ni en el resto del mundo, donde supo cultivar un aura de héroe "pop" citado por las juventudes "progres antisistema". Pepe Mujica se refería así a su esposa, la senadora Lucía Topolansky, y la "changa" era el cargo de vicepresidenta de la República Oriental del Uruguay.

Asumió el cargo el pasado 13 de septiembre, con la venia del Parlamento, para reemplazar así a Raúl Sendic, quien renunció al puesto el 9 del mismo mes tras un sonado caso de malversación de fondos y uso indebido de dineros públicos durante su mandato como presidente de Ancap, la petrolera estatal. Forzado por un lapidario dictamen del Tribunal de Ética de su partido, el Frente Amplio (FA), Sendic hizo saber al presidente Tabaré Vázquez primero, y por Twitter a toda la ciudadanía, que había presentado su "renuncia indeclinable" a la Vicepresidencia.

Según la Constitución, quien debía asumir el cargo era el senador que hubiera obtenido más votos en las pasadas elecciones. Ese fue Mujica, pero estaba impedido de asumir como "vice" por haber sido presidente. Entonces quien debía ocupar el lugar del número dos de Tabaré Vázquez tendría que ser el segundo senador más votado. Y esa fue Lucía Topolansky, la esposa de Pepe.

"Es vieja militante de partido, va a asumir lo que le pidan su organización y la circunstancia", agregó Mujica en la portera de madera de su casa en el barrio rural de Rincón del Cerro, entre acelgas, lechugas, caballos y gallinas.

Precisamente, la militancia había llevado a esa mujer canosa de 73 años hasta allí, un sitio que no le resultaba tan ajeno.

Cuatro días después debió fungir de presidenta interina cuando Vázquez viajó a Estados Unidos invitado por Naciones Unidas para intervenir en una reunión sobre prevención de abusos y explotación sexual. Topolansky ya había sido presidenta interina en 2010, cuando su esposo Mujica y el entonces vicepresidente Dani-lo Astori, encabezaron delegaciones que viajaron a destinos distintos con el objetivo de abrir más mercados para la economía uruguaya. Y nuevamente en 2013, cuando relevó a su marido, el hombre que ese mismo año peleó el premio Nobel de la Paz a la adolescente pakistaní Malala Yousafzai.

La militancia la llevó hasta el punto más alto del poder, es cierto. Pero el camino estuvo empedrado con 13 años de cárcel, fugas y una reputación de líder subversiva que le endurecieron la piel.

A salto de mata

Lucía tuvo todo para una vida pacífica y tranquila, sin sobresaltos económicos. Junto a su hermana melliza María Elia nacieron el 25 de septiembre de 1944 en Montevideo, y fueron las últimas hijas del matrimonio formado por el ingeniero civil Luis Topolansky Müller y la ama de casa María Elia Saavedra, quienes ya contaban con otros cinco...

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