“Habitar bajo vidrio”

AutorEstela Leñero Franco

En Habitar bajo vidrio somos partícipes de la reunión de despedida que organiza Jenny antes de casarse, donde invita a dos amigos que en la adolescencia fueron inseparables. Nosotros también bebemos vino y conversamos con ella. Hasta creemos que es Fernanda Castillo, la actriz, la que se va a casar, y comentamos, opinamos y reímos. ¿Y vas a seguir trabajando en la obra?, le preguntan. ¿Y qué hago si no llega él?, nos pregunta. Pues lo cortas, decimos. Pero no es mi novio, sino mi amigo, nos corrige.

La relación se da de inmediato y la llegada de los amigos continúa siendo tan natural que todo fluye espontáneamente. El trabajo vivencial de Fernanda Castillo y de los dos actores Paulina Treviño y Francisco Rubio, que interpretan a los amigos, es tan vívida que nos sorprendemos, tanto de su calidad actoral como de la profundidad con la que abordaron sus personajes. El texto del joven autor austriaco Ewald Palmetshofer es minimalista.

El encuentro entre amigos lo muestra con un mínimo de palabras. No hay discurso. Las palabras son solamente la punta de un iceberg de emociones. Los amigos, al igual que el autor, rondan los 30 años, y han llegado a la cúspide de la juventud y desde ahí se preguntan: ¿He llegado a donde quería llegar? Pero no hay ideas que desarrollen esta pregunta, sólo enunciados que el espectador completa con su propia historia. Palabras con múltiples contenidos, cargadas de subjetividad y que hacen el milagro de multiplicarse en nuestro interior emotivo. Un sí, un no, una mirada, un decir ¿tienes sueño? o ¿estás contenta?, o la ironía de un “me alegro mucho por ti” nos sumergen en el imaginario oculto del personaje y nos sugieren contenidos con los cuales vamos armando los...

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