Habla su abogado mexicano "Sospechosa" defensa de Guzmán Loera en Nueva York

AutorPatricia Dávila

Juan Pablo Badillo Soto, quien ha trabajado más de 30 años como defensor en México de Joaquín Guzmán Loera, está molesto por la "deficiente", "tibia" y "sospechosa" defensa de los abogados que representaron a su cliente ante la Corte de Nueva York.

Tras un juicio que comenzó el pasado noviembre, el martes 12 el jurado determinó que El Chapo, que en un par de meses cumplirá 62 años, es culpable de 10 delitos, entre ellos narcotráfico, posesión de armas y lavado de dinero.

Tras la conclusión del jurado, Guzmán Loera podría ser trasladado a una cárcel de Colorado, ADX Florence, conocida como el "Alcatraz de las Montañas Rocosas" y considerada la prisión más segura de Estados Unidos.

Badillo, quien desde enero de 2017 -cuando su cliente fue extraditado a Estados Unidos- planteó la ilegalidad de la entrega y la incompetencia de la Corte que lo enjuició, señala:

"Fue un error garrafal no permitirle testificar en la Corte. Debieron haberlo prevenido para que se declarara 'no culpable, porque todo lo que aquí se ha testificado es falso'. Que dijera: 'Esta Corte de Nueva York no tiene competencia para juzgarme porque no cumplió con los requisitos que exige la Ley de Extradición Internacional e incumplió los protocolos que establecen los tratados y convenios sobre extradición celebrados entre México y Estados Unidos'."

El pasado 28 de enero Guzmán Loera decidió no subir a la silla de los testigos: "Debe saber que la decisión es suya", le aclaró el juez Brian Cogan tras preguntarle si testificaría. El Chapo aclaró que sus abogados lo habían asesorado y respondió: "Me voy a reservar".

Esto fue equivocado. Él estaba en el círculo de presunción de inocencia. Entonces los abogados debieron subirlo a plantear su inocencia y la ilegalidad de su extradición y del juicio. Esto era suficiente, es una defensa certera, objetiva. Pero no. En lugar de eso le aconsejaron guardar silencio y eso es aceptar tácitamente una culpabilidad. Es una defensa 'tibia', hasta 'sospechosa'.

-¿Por qué tibia y sospechosa?

-Porque si la parte acusadora lleva 56 testigos que señalan a Guzmán Loera de cargo, con atestes terribles y frente a eso la defensa sólo ofrece a dos testigos de descargo... ¡Es una barbaridad! La defensa debió ofrecer cuando menos un testigo de descargo por cada uno de los testigos protegidos que lo inculpaban. Esta es una defensa correcta, sólida, no sólo escuchar los cargos y menear la cabeza de un lado a otro en señal de desacuerdo -responde el abogado.

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