Hacer historia, no retrocederla

AutorHéctor Tajonar

El Informe de Evaluación de la Política Social (Coneval, 2018) indica que de los 53.4 millones de mexicanos en situación de pobreza, 9.3 millones padecen pobreza extrema (43 y 7.6% de la población, respectivamente). La desigualdad también es insostenible: el patrimonio sumado de la mitad menos favorecida del país equivale a la fortuna del 1%, que el año pasado acumuló 82% del ingreso del país. La mitad de los jóvenes entre 12 y 29 años son pobres (56.5% en zonas rurales y 40.6% en zonas urbanas). Treinta millones de mexicanos mayores de 15 años no han terminado la secundaria; por tanto, su acceso a la vida laboral con empleos y salarios dignos se reduce considerablemente. La desigualdad aumenta y se frena el desarrollo económico y social del país.

Ese es el círculo vicioso de pobreza y desigualdad con bajo crecimiento económico que López Obrador ha ofrecido combatir. Entre otras razones, ello ha ocasionado que se le califique de "populista", debido a que no ha definido con claridad las medidas que tomaría para superar dichos atrasos, ni tampoco la manera en que financiaría su política de desarrollo social. El desempeño de López Obrador en el tercer debate presidencial fue decepcionante porque mostró cerrazón y desconocimiento en temas clave de su proyecto de gobierno.

En el bloque de educación, se aferró a su decisión de cancelar la reforma educativa de raíz, sin diferenciar entre los aspectos laborales y pedagógicos de la propuesta, dando prioridad a los sectores radicales de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) sobre el derecho niños y jóvenes a recibir una educación de calidad que los capacite para acceder a empleos dignos y bien remunerados. Es lamentable su desinterés por los rigurosos estudios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) -no del FMI, como él dijo- acerca de los casos de éxito y las mejores prácticas del mundo en la materia. Su perspectiva clientelar de la educación es regresiva y contraria al interés de los alumnos y del país.

La idea del candidato de Morena de acabar con el seguro popular es, por decir lo menos, osada debido a que -a pesar de sus deficiencias- representa un apoyo para 50 millones de mexicanos que no tienen acceso a los servicios del IMSS o el ISSSTE -el 57% de los trabajadores laboran en la economía informal-ni recursos para pagar médicos u hospitales privados. No obstante, tiene razón en denunciar la inmensa corrupción que existe en el sector...

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