Hachazos

Colottonovela

No, de veras que esto no es normal.

Cuando parece que el proyecto rojinegro comienza a tomar forma, otra vez el universo confabula, los astros se alinean y una nueva tormenta se cierne sobre la anegada milpita atlista con la esperada salida de Diego Colotto.

Con una oferta formal de La Coruña y acompañado de su representante argentino Pascual Lezcano, el capitán atlista se apersonó ante los directivos para pedirles que le dieran chance de concentrarse en su negociación, y que, ahí con la pena, pero que no iba a poder acompañar al resto del equipo a ser zarandeados por los Pumas en el DF el domingo.

La directiva puso el grito en el cielo, trató de convencerlo de que se fuera en diciembre (pérate, mi Diego, ¿pos qué mala cara viste? acuérdate posadas se ponen buenas por acá y además hace mucho frío allá... además ya vienen las Fiestas de Octubre), pero el líder de la defensa ya tenía su decisión tomada.

Gustavo Montoya, vicepresidente de futbol, fue muy insistente en pedirle que no le dejara tirado el changarro defensivo a principio de torneo, que los aficionados se le iban a echar encima a la directiva por "vender" a otro, pero Colotto tampoco se salió de su postura de "es mi futuro".

No es una situación fácil, porque tampoco Atlas tiene mucho margen de movimiento, pues los derechos federativos de Colotto no les pertenecen a ellos, sino a un socio del Club, aficionadazo al futbol, pero que no es de los que anden metidos en la grilla futbolera.

Cuando recién entró Fernando Acosta, tras la reestructuración de pagos que significó la gestión de Ernesto Fregoso, se encontró con unas finanzas sanas, pero con poca lana para comenzar a andar el proyecto a largo plazo, que encabeza Claudio Vivas.

Así que Acosta hizo un llamado a los socios más chipocludos para que le metieran lana, y a cambio les ofreció los derechos federativos de algunos jugadores, de tal manera que si éste era vendido, su dinero se le regresaba y hasta se podían ganar algo. Colotto fue uno de los más solicitados.

Eso sí, los socios inversionistas tenían claro que no podían intervenir en el futuro deportivo del jugador, por lo que de verdad era un riesgo, que se...

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