Hambre de gol

AutorRaúl Ochoa

COATEPEC, VER.- "¡Córrele, gordo!, ¡échale ganas, como cuando estás cenando!", "¡córrele, botijón, como si fueras a comprar unos tacos al pastor!", "¡sal de la cancha antes de que termines infartado!", "¡traigan la ambulancia!".

Obesos, hipertensos, diabéticos, corren con osadía y entusiasmo sobre la cancha de futbol con los sueños intactos. No los intimida su sobrepeso ni les importa que la gente los descalifique, porque con su complexión física son felices.

Todos tienen hambre de gol en el Torneo de Gordos, que se realiza en esta localidad cafetalera, Veracruz. Es una experiencia novedosa que se volvió viral el mes pasado, tras su lanzamiento oficial. Desde entonces el organizador, José Renato Rebolledo, recibe llamadas de varias partes del país, al igual que de Argentina, Colombia, Chile y Estados Unidos, donde se interesan en el proyecto.

Aquí los protagonistas no son los grandes futbolistas ni ganan millonadas ni viven rodeados de lujos, con automóviles último modelo. Tampoco los patrocina ninguna marca ni son iluminados por los reflectores de las grandes cadenas de televisión.

Solamente se sienten afortunados cuando están en la cancha, por más desoladas que luzcan las tribunas en tiempos de pandemia. E incluso, sin previo calentamiento y con el riesgo que ello implica saltan al terreno de juego a entregarlo todo en un juego que se define en dos periodos de 20 minutos cada uno. Participan exclusivamente jugadores con peso de 90 kilos en adelante, que no por eso dejan de ser habilidosos.

El futbol de gordos es la vida para ellos. Sin importarles su talla y peso, se esfuerzan cada semana desde sus posiciones en el campo de juego para definir quién se queda con el estímulo especial para el jugador que más peso consiga bajar a lo largo del torneo, además del premio económico que el organizador ofrece al equipo que pierda la mayor cantidad de peso en promedio y, desde luego, la recompensa para los equipos campeón y subcampeón.

Ellos nunca sospecharon que un evento de esta naturaleza los reuniría con compañeros en su misma situación. En el futbol, el destino de la mayoría de los gordos es calentar el banquillo y animar desde esa zona al equipo: "¡Bien, bien, así se hace!", ¡échale ganas!". Si bien les va, pueden llegar a desempeñar la despreciada función de aguador oficial.

Luego de ser desdeñados y soportar las pesadas bromas, realizan sus sueños en este Torneo de Gordos. Tienen tal confianza en sí mismos, que la pandemia no los amilana.

Es más, el Sindicato de Petroleros de Xa-lapa, patrocinador del equipo Petrocuinos -uno de los 12 planteles del torneo-, les regaló a sus jugadores uniformes de la más amplia talla que pudo conseguir en la región: XXL. Pero les quedó pequeña y los jugadores se burlan entre sí porque algunos...

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