"Las herederas"

AutorJavier Betancourt

En realidad, este primer largometraje de Marcelo Martinessi cuenta su historia de manera discreta y pudorosa; siempre retraída y más bien en la sombra. Chela (Ana Brun) ha convivido con su compañera, Chiquita (Margarita Irún), a lo largo de 30 años, en la casa señorial heredada por sus padres; la crisis económica ha metido en apuros a la enérgica y controladora Chiquita, que tendrá que pasar una temporada en la cárcel por un supuesto fraude fiscal. A sus 60 años, la niña de buena familia tendrá que enfrentar la vida y buscarse una forma de ingreso económico.

Desde una puerta entreabierta en su casa, Chela, que es pintora, observa a esos nuevos ricos que acuden a comprar las antigüedades, señal del esplendor perdido de la familia, que ahora hay que ir vendiendo para subsistir; con tal imagen, la cámara establece el punto de vista de la película, el de Chela, reticente pero curioso, con ganas de participar en la vida aunque casi abochornada de quererlo.

Al interior de la casa predomina la penumbra, en parte por ahorrar consumo de electricidad, pero más porque ese medio tono amarillento es el espacio de Chela y el que la sociedad le impone. La claustrofobia de clase se respira en la casa heredada, en el coche -el Mercedes Benz que le dejó el padre-, y esos tonos y espacios con los verdes y azules de las escenas de cárcel; en la visitas a Chiquita, contrastan con el barullo, energía, movidas, donde Chiquita sigue participando y controlando, inversión...

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