“El hijo de Babilonia”

AutorJavier Betancourt

A través de los ojos de esta inusual pareja, separada por una generación perdida, el realizador iraquí Mohamed Al Daradji describe la geografía de la devastación y del caos de su país; Bagdad, las fosas en el desierto de miles y miles de víctimas, las prisiones de Nasiriyah, zonas legendarias donde otrora se erigió Babilonia, ruinas sobre las cuales Saddam intentó grabar su nombre junto al del rey Nabucodonosor.

En El hijo de Babilonia (Iraq, Reino Unido, Holanda, Palestina, Egipto, 2009), la lista de países involucrados en la producción describe también el periplo de este joven director, que salió a estudiar cine en Europa y regresó a filmar en su país corriendo toda suerte de riesgos, expuesto a la sospecha de bandos extremistas. Una cinta anterior de Al Daradji, Ahlaam (2006) también se ubica en 2003, fecha ominosa en el destino de Iraq.

La destrucción de las guerras, ciudades modernas en ruinas, desolación y muerte por todas partes; ironía del palabrerío libertario y democrático que los, entonces, nuevos invasores, le ofrecen a esta población que carga con sus propios muertos; más ironía sabiendo que la guerra civil apenas comenzaba. Si la lengua es una barrera, el dolor es un puente que une a la nación.

El villano de este cuento, más en la tradición de las Mil y una noches que del cine iraní (que tan poéticamente sabe contar historias de la infancia expuesta al horror...

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