Los hijos de Galán, por revivir el partido de su padre

AutorRafael Croda

BOGOTÁ.- Visto en retrospectiva, el asesinato del dirigente liberal Luis Carlos Galán, durante un mitin político la noche del 18 de agosto de 1989, no fue una sorpresa para nadie. Todo Colombia, comenzando por los jefes de la policía y el ejército, sabían que la vida de ese hombre corría peligro.

Y la sensación de su familia y allegados era que había una generalizada indiferencia frente a las amenazas que acechaban al popular precandidato presidencial. El cerco que le tendieron sus enemigos se iba estrechando...

-A mí me van a matar -le dijo Galán a su esposa, la periodista Gloria Pachón, 13 días antes de su muerte, cuando se había salvado de un atentado con rockets que le había preparado Pablo Escobar, el jefe del Cártel de Medellín.

Ella tenía muchos temores sobre la seguridad de su esposo y pensó en decirle que no fuera a un acto público que tenía programado la noche del 18 de agosto en Soacha, un municipio conurbado a Bogotá. Pero no lo hizo. Algunos colaboradores del precandidato -el gran favorito para ganar las elecciones presidenciales de 1990-le recomendaron que suspendiera el mitin.

Esa tarde Galán le dijo a su esposa que dormiría una siesta y que lo despertara para ir a Soacha. Ella supo que la decisión estaba tomada y le preguntó si lo acompañaba.

-No vale la pena, mi amor -le dijo-, tú también has tenido mucho trabajo y puede resultar muy pesado para ti.

Galán salió de su departamento, en el sexto piso del edificio Berna, en la calle 87 de Bogotá, y fue a la planta baja, donde tenía su oficina. Allí su hijo menor, Carlos Fernando -entonces de 12 años- le ayudó a ponerse un chaleco antibalas. Era la primera vez que lo usaba.

-Me di cuenta de que él sentía una cosa rara -recuerda Carlos Fernando-. Tenía una actitud de tristeza cuando me despedí de él.

Gloria Pachón y sus tres hijos veían esa noche la telenovela Calamar en el canal Caracol cuando sonó el teléfono.

-Ponga la radio porque hubo un tiroteo en Soacha -le dijo la secretaria de Galán, Lucía Páez.

-Mi mamá se puso muy nerviosa -dice Juan Manuel, el mayor de los tres hijos de Gloria y Luis Carlos-. Puso la radio y empezaron a dar información muy parcial, muy fragmentada, diciendo que hubo un tiroteo, que se había cancelado la manifestación, que había personas heridas y que habían retirado a mi papá del sitio.

Gloria y sus tres hijos salieron, en una patrulla de la policía que custodiaba el edificio Berna, hacia un hospital que mencionó la radio. Al llegar vieron una muchedumbre en las afueras. La familia se dirigió al área de urgencias, donde vieron llegar una ambulancia que traía heridos a dos escoltas de Galán. Uno de ellos, Santiago Cuervo, que recibió varios disparos en el abdomen al intentar proteger al precandidato, murió 15 días después.

Ahí les informaron a los Galán Pachón que Luis Carlos estaba herido y que lo habían trasladado a otro hospital, el Kennedy, en el otro extremo de la ciudad. Una caravana de patrullas...

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