"La historia del soldado", un siglo después

AutorRaúl Díaz

A la situación bélica se agregaban los estragos que causaba la llamada fiebre española. Los artistas y creadores se las vieron negras y tuvieron que buscar, ingeniárselas y encontrar nuevas formas de sobrevivencia. Las tradicionales, conocidas y acostumbradas ya no funcionaban, por lo menos no momentáneamente. La situación, salvadas las distancias, es similar a la que están pasando la mayoría de nuestros artistas, creadores y promotores culturales hoy y aquí debido a la pandemia.

Fue en medio de esas circunstancias que uno de los grandes músicos del siglo XX, Igor Stravinsky, ideó, compuso y llevó a escena una obra que auténticamente revolucionó al mundo de los espectáculos culturales de alta calidad, La historia del soldado (L'Histoire du Soldat en el original).

La carencia de recursos obligó a Stravinsky a olvidarse de sus grandes producciones anteriores, como La consagración de la primavera y El pájaro de fuego, e idear un nuevo tipo de música que, diciendo todo lo que él quería, pudiera expresase a través de unos muy pocos instrumentos, siete concretamente en este caso (vio-lín, contrabajo, fagot, clarinete, trombón, trompeta y batería -percusiones-).

A esto debía aunarse una historia que gustara al público, fácil de contar y subir a escena, con pocos actores (tres específicamente: el violinista, el diablo y la princesa) y casi nada de parafernalia para que, todo junto, pudiera moverse fácilmente de una locación a otra y presentarse prácticamente en cualquier lugar. Esa historia la proporcionó, creándola, un amigo del compositor y prestigiado escritor, Charles Ferdinand Ramuz, quien se basó en una serie de antiguos...

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