Hollande, el enigmático

AutorAnne Marie Mergier

PARÍS.- ¿Quién es Francois Hollande? Desde el domingo 6, día de su elección como séptimo presidente de la V República francesa y segundo mandatario socialista en 54 años, esa pregunta parece obsesionar a reporteros y analistas franceses.

Cuesta trabajo hacer un perfil de este hombre discreto, casi secreto, que participa en la vida política del país desde hace 30 años sin lucirse ni quitarse méritos y que se empeña en definirse como "normal". De hecho basta comparar el número de libros escritos sobre Nicolás Sarkozy -47- con el de los ensayos dedicados a Hollande -cinco- para entender por qué se le considera un "personaje enigmático".

En realidad, con su rostro jovial, su temperamento racional, prudente, introvertido, con su carrera de apparatchik en el Partido Socialista (PS), Hollande no inspiró a los biógrafos pese a que se le reconoce un inagotable sentido del humor, una inteligencia aguda y una gran agilidad mental.

A lo largo de su carrera en el PS -y sobre todo cuando asumió su dirección, de 1997 a 2008- abogó por la conciliación, el consenso, la síntesis entre las líneas políticas a menudo antagónicas de las distintas corrientes internas.

Esa obsesión por el justo medio, por el equilibrio, esa alergia a los conñictos y a las vituperaciones y su falta de pasión lo convirtieron en blanco de burlas y ataques violentos tanto de sus camaradas del PS como de sus detractores de la derecha y de la izquierda radical.

Innumerables son las flechas envenenadas que le dispararon unos y otros durante años: "blando", "indeciso", "nulo", "rey del regate", "tortuga", "Flamby" (marca de un flan con caramelo), "señor de las frasecitas"...

Sólo su círculo íntimo de amigos apostó a su favor en 2009, cuando tomó la decisión de prepararse cuidadosamente para enfrentar a Sarkozy en las elecciones presidenciales de 2012. En cambio, se multiplicaron las mofas y golpes bajos en su contra dentro y fuera del PS.

Muy pocos analistas sospecharon de su voluntad de hierro, de su convicción de ser el único con capacidad de reconstruir moral, social y económicamente a Francia después de cinco años de tsuna-msarkozista, de sus cualidades como estratega, de su dureza camuflada detrás de una legendaria gentileza, de su habilidad para sacar provecho de los azares del destino, el último de los cuales fue el escándalo provocado en 2011 por la libido descontrolada de Dominique Strauss-Kahn, entonces presidente del Fondo Monetario Internacional y el mejor posicionado del PS para ser candidato.

Hasta el día de la segunda vuelta de los lo. comicios presidenciales -el domingo 6- y 11 pese a sondeos que le eran favorables, nadie estaba seguro de que este político tan poco carismático fuera a ganar las elecciones.

Como sea, Francia estrena ahora un presidente y descubre su personalidad.

Vocación política

Hollande nació el 12 de agosto de 1954 en Rouen, Normandía, ciudad en la que fue quemada Juana de Arco en 1431.

Sus padres formaban una pareja extraña y conflictiva. El padre, Georges, era tenebroso, pesimista, con convicciones y militancia de ultraderecha, admirador de la Organization Armée Secrete, grupo terrorista creado en 1961 por militares y civiles franceses de Argelia opuestos a la independencia de esa excolonia.

Tenía también un sentido agudo de los negocios. Otorrinolaringólogo, creó su propia clínica, compró bienes raíces y le fascinaba exhibirse en autos de lujo.

Nicole, la madre, era su opuesto exacto: una trabajadora social alegre y generosa. Le fascinaba el contacto con la gente, amaba la vida, era católica de izquierda, el humanismo daba sentido a su vida. Siguió con pasión la primera campaña presidencial de Francois Mitterrand en 1965 y nunca dejó de ser su fiel partidaria. Murió en 2009, cuando Hollande enfrentaba una gran soledad política.

Las discusiones políticas eran muy animadas y a veces violentas en la casa de los Hollande. Muy pronto Francois optó por las ideas de su madre, pero nunca se opuso frontalmente a su padre. Su hermano mayor, Philippe, lo hizo. Como castigo fue enviado a un internado muy severo. Hoy es un saxofonista reconocido.

En las escasas confidencias que hizo a la prensa sobre su padre, el nuevo presidente de Francia se abstuvo de criticarlo. Por el contrario, afirmó que su autoritarismo y la disciplina de la escuela católica en la que estudiaba forjaron su carácter y su capacidad de resistencia.

¿Por qué de pronto en 1968 Georges Hollande vendió su clínica, su casa, sus terrenos y sus departamentos...

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