El "homenaje" del INBA a Federico Silva

AutorBlanca González Rosas

Presente el martes 4 en París para la inauguración en el Grand Palais de la muestra México 1900-1950: Diego Rivera, Frída Kahlo, José Clemente Orozco y los vanguardistas, la directora de la institución, María Cristina García Cepeda, no asistió al reconocimiento del escultor de 93 años de edad que se realizó el sábado 8 en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

Sobresaliente no sólo por la contundencia y diversidad de su escultura sino también por la agudeza social de su pensamiento, Federico Silva no merecía ni ser condecorado por funcionarios menores ni que su creación fuera presentada con un video incompleto repetido en loop, que omitió dos de sus obras más importantes: Su participación en el Espacio Escultórico en la Universidad Nacional Autónoma de México, y el mural monumental Principio, realizado en técnica pictórica a lo largo de 225 metros en la cueva de Hui-tes, en Choix, Sinaloa. ¿Qué significado tienen los homenajes en una gestión pública que no ha definido el sentido social del arte y los creadores a través de una política cultural de Estado? Característicos de la tradición cultural de cooptación priísta, los homenajes, si se siguen promoviendo, deben reestructurarse estableciendo un vínculo de valor con la ciudadanía. Desde 1993 Federico Silva goza de una Beca Emérita otorgada por los ciudadanos y, por lo mismo, su homenaje podría haber sido una magna exposición retrospectiva que nos permitiera recordar, conocer, evaluar y comparar la riqueza de una obra que nosotros también hemos...

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