Homo religiosus

AutorJorge Sánchez Cordero

Este cúmulo de acciones terroristas extremadamente violentas domina ahora las ciencias sociales, específicamente los análisis sociológicos y políticos, y ocupan la atención permanente de los servicios de seguridad de infinidad de países. El pánico político que suscitan ha contribuido de manera determinante a fomentar este fenómeno social de radicalizaáón, que se significa por ser un destructor de la política.

Los primeros triunfos del terror son innegables: obligaron a Occidente a mostrar a su vez su propia violencia, y con ello lo desproveyeron de cualquier estrategia política. Más aún, ha tensionado al máximo los ideales democráticos, de manera específica entre lo que suponen las libertades públicas y las medidas de seguridad. Lograron activar el más rancio dogmatismo conservador, así como los prejuicios y fobias de las sociedades democráticas, para subvertir los fundamentos de las sociedades abiertas (Kart Popper). La islamofobia emergente ha generado crispaciones culturales y sociales que pueden conducir a un ostracismo indeseable.

El Estado Islámico

El Estado Islámico (El) o Daech (por sus siglas en árabe) vincula en forma indisoluble la religión con el poder e intenta erigir al Islam en un régimen político. Esta asociación entre ideología y religión legitima el ejercicio primario del poder del EL Para este grupo, el poder debe ser esencialmente religioso y se encuentra en las antípodas de una sociedad laica.

El El hace de la violencia una estructura religiosa, cultural, política y social, y termina por convertirse en la encarnación de la violencia del pasado; con ello le niega al Islam cualquier mensaje de liberación y lo convoca a una guerra perpetua. El El convierte el pasado en el futuro, con lo cual lo desprovee de sentido (Houria Abdelouahed).

El terrorismo no requiere de ninguna racionalidad para explicarse, pero su atrocidad no lo exime de sentido. Es un acto exhibicionista de brutalidad que se agota en sí mismo; la violencia terrorista es en sí misma portadora de su mensaje. Los yihadistas no buscan defender, sino aniquilar todo aquello que confronte su visión ortodoxa y a lo cual califican como traición y apostasía (Román Leick). Con razón se ha afirmado que el enfermo más importante de Occidente es el Islam.

Cultura de la muerte

Los conceptos anteriores de orden religioso introdujeron la cultura de la muerte y traspusieron el terrorismo a Europa y Estados Unidos fuera del escenario de la guerra en Oriente Medio.

La cultura de la muerte no le es ajena a Occidente, pues durante toda su historia ha abrevado de ella conforme a distintas y ex-cluyentes ideologías. André Bretón, en su Segundo manifiesto del surrealismo del 15 diciembre de 1929, ya sostenía que la forma surrealista primaria consistía en tomar un revólver, salir a la calle y disparar al azar y a mansalva contra la gente. El surrealismo, argumentaba, no teme convertirse en un dogma de la revuelta absoluta, de la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR