Iker Mitchel, el maestro

AutorKarina Terán

Él labró una trascendente vida enseñando desde 1992, cuando la ENDCC aún formaba parte del extinto Sistema Nacional para la Enseñanza Profesional de la Danza -disuelto dos años después para incorporar el plantel al Centro Nacional de las Artes-; lo recibió como coreógrafo del fragmento "Grand Pas de Deux" del ballet Paquita del siglo XIX.

Durante 27 años fue maestro de esa escuela, además de otros espacios independientes para la enseñanza del ballet en la Ciudad de México. Una gran cantidad de bailarinas y bailarines mexicanos del ámbito de la danza clásica nacional e internacional recibieron su influencia formativa.

Enseñaba bajo una filosofía de la libertad en una disciplina tan conservadora de la forma estética como lo es el ballet, dando al alumno el espacio para interpretar las obras clásicas -mas no para reproducirlas fielmente-, con la actitud de que en la danza las copias son una ilusión porque los cuerpos son diversos.

Este principio, que regía su relación maestro-alumno, fue al mismo tiempo la causa de que viviera en la controversia en el ámbito de la danza clásica mexicana.

Desde su incorporación al INBAL en los noventa, impartió en los grados mayores Prácticas Escénicas -en la que el alumno aprende a bailar el repertorio del ballet que incluye obras del siglo XIX, como Don Quijote o La bayadera.

Su conocimiento enciclopédico de la danza clásica, acumulado por el estudio y las funciones de repositor y ensayador en la Compañía Nacional de Danza y en la misma ENDCC, lo hicieron único en el sentido de distinguir entre las originales de Marius Petipay las múltiples versiones hechas subsecuentemente en el mundo en los...

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