Un imaginario de la Revolución Mexicana

AutorGuillermo Tovar De Teresa

Una imagen no es más que la representación de un objeto ausente. Un "imaginario" no es otra cosa que la colección de representaciones de una época, de un suceso, de un momento, constituidas, a veces, en una "historia única". Hace unos meses, una escritora nigeriana de nombre Chimanda Adi-chie nos ha advertido de los riesgos de una "historia única", como aquellas que ella ha sufrido en su país, donde los prejuicios se imponen a fuerza. En una época mediática, el riesgo de una "historia oficial", y única, es evidente. Los medios la compran y la venden: es una mercancía, banalizada, publicitaria y con diversos usos políticos.

La fotografía de la Revolución Mexicana

La Revolución Mexicana, iniciada en 1910, coincide con dos fenómenos vinculados con la imagen; la fotografía y la cinematografía. En el primer caso, desde finales del siglo XIX (hacia 1891) se abandona la imagen fija, con negativos de colodión en placa de cristal e impresiones en albúmina, tomadas con cajones de difícil movilidad, y a partir de entonces se comienza a utilizar la cámara más transportable, con rollos de carrete cuyos negativos son de materiales ligeros y flexibles e impresiones en plata gelatina, con cambios en los lentes, el obturador, el modo de enfoque, el tiempo de exposición, la granulosidad y la resolución, entre otras novedades.

Los fotógrafos disponen ahora de la posibilidad de tomar instantáneas, de fijar el momento. Los hay de dos clases, los profesionales y los aficionados. Los primeros surgen del fotoperiodismo (Casasola, por ejemplo, cuyos diversos fotógrafos trabajan en la prensa capitalina y de las principales ciudades de la República); también, los empre-sarios de postales inauguran el género y los hay procedentes de empresas conocidas (Mi-ret) o lo que se lanzan a la "bola" y los fotógrafos de estudio, cuya obra se considera de autor (v.g. Hugo Brehme). Sin embargo, los fotógrafos aficionados son los más activos, sobre todo los que son testigos de las escenas bélicas del norte del país, en el campo de batalla, pero cuyos testimonios, a pesar de su, a veces, escasa calidad técnica, nos dejan testimonios impresionantes e imprescindibles para un imaginario visual de los eventos en los que se hallan presentes. En este libro observaremos ejemplos de toda índole, que serán precisados en los pies de texto que acompañan...

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