Ante la impunidad, los linchamientos

AutorFrancisco Olaso

BUENOS AIRES.- David Moreira tenía 18 años. Vivía en la ciudad de Rosario. Era albañil. A las 16:45 del pasado 22 de marzo iba en el asiento trasero de una motocicleta. Isaías Gastón D., de 22 años, manejaba.

En una calle del barrio Azcuénaga, a unas 30 cuadras del centro, los jóvenes frenaron junto a una muchacha que caminaba con su pequeña hija. Moreira bajó de la moto y le arrebató el bolso. Ella gritó pidiendo auxilio. Los jóvenes huyeron a bordo de la motocicleta y en sentido contrario.

La escena -con diferencia de matices- se ha vuelto usual en las grandes ciudades de Argentina. La protagonizan los llamados motochorros.

Pero esta vez la fuga de los dos jóvenes tuvo un fin abrupto. Al llegar a la esquina la moto chocó con una furgoneta Fiat Fio-rino blanca. No está claro si se trató de un accidente o si hubo la intención expresa del conductor del Fiat de abortar la huida. El joven que conducía la moto se levantó y salió corriendo. Aturdido, acaso lesionado, Moreira eligió para escapar la dirección opuesta. Y ahí se encontró de frente con fanáticos de Rosario Central. Dos horas más tarde ese equipo de fútbol jugaría en su estadio. Los muchachos del barrio esperaban el comienzo del partido tomando cerveza en la calle. Los gritos de la asaltada los pusieron en alerta.

Moreira fue linchado. "Estuvo tirado más de una hora en el pavimento antes de que llegara la policía y muchos que pasaban le pegaban, lo pateaban, uno de un auto le pegó un portazo, otro lo pateó con unos botines con punteras y hasta un ñaco le pasó con su moto por arriba", reconstruyó el diario Página 12 el 30 de marzo. El joven murió tres días más tarde por un severo traumatismo de cráneo con pérdida de masa encefálica.

El fiscal de Homicidios Dolosos, Florentino Malaponte, está a cargo de la investigación. El 30 de marzo recibió un video anónimo que muy pronto se vira-lizó en YouTube. La grabación parece provenir de un celular. Dura apenas nueve segundos. David Moreira está en el piso. Apenas se mueve. Dos muchachos le patean la cabeza y el cuerpo. Una mujer les grita que paren.

Su linchamiento fue el más cruento de las últimas semanas, aunque no el único. Otros nueve casos se produjeron en Bue-nos Aires, Córdoba, Santa Fe, General Roca, La Rioja, Concordia y Rosario. En cada oportunidad un grupo de vecinos atacó a delincuentes o sospechosos de serlo. La masividad del fenómeno es algo nuevo en Argentina.

La presidenta Cristina Kirchner llamó a poner fin a los linchamientos. Los políticos de la oposición sostuvieron que los...

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