Inhumanidad y derecho

AutorJavier Sicilia

La reciente caravana de migrantes lo ha puesto una vez más en evidencia: hay seres que no tienen derecho al amparo jurídico del país al que llegan. Son lo que Giorgio Agamben ha llamado "vida nuda", vida reducida a la animalidad, una vida que puede, como en San Fernando, ser torturada, desaparecida, asesinada por cualquiera o, cuando logra hacerse visible -es el caso de la caravana-, una vida problemática para el Estado que no encuentra, frente a la mirada humanitaria, qué hacer con ella.

Esta cuestión jurídica, que pone en crisis la ética, tiene su origen en la ambigüedad de la declaración de 1789, fundamento de los derechos humanos modernos: Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano.

Dicha ambigüedad que, dice Agamben, no permite distinguir si los dos términos denominan realidades autónomas o forman un sistema unitario, fue resuelta por el Estado bajo el régimen de la separación: sólo aquella vida natural, "nuda", que el Estado inscribe en el orden jurídico-político como la vida de un ciudadano, es susceptible de ser protegida. La otra, cuyos derechos no son reconocidos jurídicamente por el Estado, sólo puede aspirar, en el caso de que el propio Estado la identifique, a un simple y puro trato humanitario que sólo la protege de ser sacrificada como un perro por cualquiera; es el caso de tantos migrantes sobre el territorio mexicano.

Esta separación entre lo humanitario y lo político, que vivimos cada vez más en el mundo, es, dice Agamben, "la fase extrema de la escisión entre los derechos del hombre y los del ciudadano".

Las mismas organizaciones tanto nacionales como supranacionales que luchan por los derechos humanos, al defender a los migrantes desde una pura perspectiva humanitaria, se vuelven solidarias de esa distinción que deberían combatir. Para ellas, al igual que para el Estado, la vida de los migrantes es una "vida nuda", una vida expuesta a la muerte a manos de cualquiera y sólo por ello esa vida se vuelve objeto de ayuda y protección elementales.

Las constantes e impactantes fotografías de un padre o de una madre que, con el rostro desencajado por el miedo, protegen a sus hijos o las de migrantes fumigados sobre las calles de Oaxaca -fotografías destinadas a golpear nuestra conciencia para exigir la solidaridad del Estado o recabar apoyo humanitario-, constituyen quizás el emblema más desgarrador de la "vida nuda", animal y basurizada de nuestro tiempo, un tipo de vida, insiste Agamben, que esas "organizaciones...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR