La inoperancia de las comisiones

AutorJavier Sicilia

La Fiscalía para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado, y la Comisión para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en Ciudad Juárez, creadas por la administración foxista para esclarecer y castigar los crímenes de la guerra sucia y enfrentar los feminicidios en esa parte de la frontera del país, concluyeron en tres densos informes que duermen en los archivos de la Segob.

La Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), el Grupo Interdisciplinario de Expertos y Expertas Independientes (GIEI) -para esclarecer la verdad de los 43 muchachos de Ayotzinapa- y la Comisión de Búsqueda de Desaparecidos (CBI), instituidas durante el gobierno de Peña Nieto, tampoco solucionaron algo: mientras la verdad de Ayotzinapa siguió tan enredada como cuando nos enteramos de la tragedia, las víctimas de la violencia y de la violación a los derechos humanos se acumularon sin encontrar justicia.

La administración de Calderón no estableció ninguna comisión. Su labor fue auspiciar y dejar que la muerte blandiera su guadaña a placer.

La 4T, que durante su campaña a la Presidencia de la República, y en su condición de régimen electo, prometió enfrentar seriamente el problema, volvió a crear, como si se tratara de un caso aislado, una nueva Comisión de la Verdad para Ayotzinapa y preservó, tal y como se crearon, la CEAV y la CBD. Con excepción de que la 4T cambió al comisionado de la CBD por una comisionada, y Gobernación se apresura a sustituir al comisionado de la CEAV que renunció el pasado 7 de junio, todo sigue igual o peor que en el pasado: la criminalidad aumenta y la impunidad y la injusticia, pese a los golpes mediáticos y peroratas de la 4T, continúan, como en los dos sexenios anteriores, su inexorable marcha macabra.

¿Habría que decir que Napoleón tenía razón?

No lo creo. Si las comisiones referidas son disfuncionales, no es porque sus comisionados carezcan de la estatura moral y del conocimiento necesario para llevar a buen puerto la misión que se les encomendó. Su fracaso y su inoperancia se debe a la ausencia de comprensión, por parte de las autoridades, de la dimensión de la tragedia y a la falta de voluntad política para apoyar a las comisiones. Sin el sostén político y económico del gobierno, ellas se vuelven máscaras, cortinas de humo o administradoras del dolor.

La CEAV y la CBS son dos buenas y necesarias comisiones para enfrentar la terrible tragedia humanitaria del país. La 4T hizo bien en conservarlas. El problema, como le...

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