Una investigación sucia

AutorSara Pantoja

En su afán de cerrar lo antes posible el caso del multiho-micidio de la colonia Narvarte -que atrapó la atención nacional e internacional al conocerse la actividad pública y los antecedentes de acoso, hostigamiento y amenazas contra dos de las cinco víctimas: un fotoperiodista y una activista del movimiento #YoSoyl32-, la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) ha incurrido en inconsistencias, contradicciones y omisiones que de antemano vuelven sospechoso el resultado final de la indagatoria número FBJ/BJ-1/ T2/4379/15-07.

Desde su primera aparición pública para hablar del crimen perpetrado el viernes 31 de julio en un edificio de apartamentos de la colonia Narvarte, delegación Benito Juárez, el titular de la PGJDF, Rodolfo Ríos Garza, comenzó a ensuciar la investigación al perfilar las muertes de Yesenia Qui-roz Alfaro, Olivia Alejandra Negrete Aviles, Mile Virginia Martín, Nadia Dominique Vera Pérez y Rubén Espinosa Becerril como producto de un robo, pese a la existencia de una agravante fundamental en la escena del crimen: los cinco cuerpos tenían el tiro de gracia, y Mile Virginia, de nacionalidad colombiana, había sido torturada y violada antes de ser ultimada.

"Del análisis de los hechos y las constancias recabadas en el lugar se desprende la comisión de delitos de homicidio, robo y lo que resulte, sin demérito de las líneas de investigación que sean necesarias", dijo.

Era el domingo 2. Antes de dar la cara a la prensa, Ríos Garza se había reunido en privado en sus oficinas con el director del semanario Proceso, Rafael Rodríguez Castañeda; el editor de la agencia Cuartoscu-ro, Pedro Valtierra; la directora de la Red de Periodistas de a Pie, Daniela Pastrana; el director de la organización internacional Artículo 19, Darío Ramírez, y representantes de la asociación PEN International.

Al centro, Ríos Garza. Prisa, errores

Ahí, los periodistas y activistas le pidieron puntualmente al procurador capitalino investigar el crimen sin descartar las amenazas denunciadas por el fotógrafo Rubén Espinosa y la promotora cultural Nadia Vera antes de abandonar el estado de Veracruz y refugiarse en el Distrito Federal.

Pero la respuesta del funcionario capitalino -que llegó al cargo gracias a su añeja amistad con el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, de quien fue secretario particular en el tramo final de su paso por la PGJDF- desconcertó a los presentes.

Ríos Garza puntualizó que Espinosa no había sido asesinado "durante el ejercicio de su trabajo, estaba desempleado", según relataron Daniela Pastrana y Pedro Valtierra al salir de la reunión.

Así, sin tomar en cuenta los antecedentes de amenazas de muerte que pesaban sobre Vera y...

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