Ivaginaria / ¡Agosto: mes del orgasmo!

Nadie ponga caritas de "a mí eso ¿qué?", porque al menos existe un mes para visibilizar uno de los procesos humanos más hermosos de nuestro cuerpo, como lo es un orgasmo, porque todos orgasmeamos.

Lo que pocos aprecian sobre los orgasmos es que son la fuente de toda nuestra felicidad en muchos sentidos, porque fomenta la producción de sustancias felices en nuestro cuerpo y déjenme decirles que me acabo de topar con este tratado del siglo 14, del cual les había hablado ya en otra columna hace como 700 años, pero que describe claramente la preocupación de la banda medieval por hacer orgasmos.

Me encanta el sexo en el tiempo medieval. Era tan orgánico y despreocupado, porque pese a que estaban llenos de infecciones de transmisión sexual, nunca se perdió el ánimo de estar en el fornicio. Cogían en todos lados, porque la vida era tan vulnerable que era mejor fornicar antes de morir todo aburrido. En aquel entonces las recetas para venirse eran simples pero certeras, como dormir en una buena cama, comer poco y no beber para no estropear la sensación; todo ello viene relatado en el Speculum al joder, recetario antiguo que intentaba alegrar la vida sexual con recetas saludables.

Aunque en este recetario se recomendasen cuestiones elementales sobre la vida orgásmica con instrucciones tan básicas como el buen dormir, un tratado sobre el orgasmo de hace tantos años nos hace ver cómo hemos sido tal elementales y básicos en el desarrollo de nuestro placer, y que ni siquiera con todos los recetarios del mundo hemos logrado dominarlo, pero al menos hemos conocido las bondades de tener orgasmos que son la expresión más alta de nuestro organismo.

Quizás los asexuales digan que me paso de lanza y tengan razón, pero ellos tendrán su orgasmo en otra cosa, o en las manifestación de otras de sus cualidades o en ninguna parte, porque además hay que hacer notar que aunque el placer es nuestro derecho, no es obligatorio experimentar orgasmos.

El orgasmo además corresponde a la posición personal: la mía no te funciona a ti, ni a ti la mía. Somos únicos y perfectos y la localización de nuestro placer es tan personal, que ni siquiera compartimos el sitio preciso. Cuando hablamos de que cada actividad sexual es irrepetible, lo mismo será con las...

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