Ivaginaria / Alerta suicidio

México es un país cuyo retrato del suicida es el de una persona joven. En los números publicados sobre suicidio por el INEGI, de 10 suicidios, ocho fueron consumados por hombres y dos por mujeres. El 10 de septiembre es el día en que se recuerda el trabajo por la erradicación de este problema que afecta a los más vulnerables y menores, y en muchos casos, gente que puede sobrevivir si pide ayuda a tiempo.

El suicidio parece una epidemia y una maldición que se hereda o conductas que se imitan o se replican de un familiar a otro.

Es muy común escuchar en conversaciones cómo se ligan los suicidas emparentados, como si ése fuese un común denominador de la familia en cuestión. El suicidio no es una imitación, es un estadio límite. Lo que sí es hereditario o parte de la historia genética de dicho clan es la tendencia al suicidio debido a enfermedades como la bipolaridad, depresión y esquizofrenia, amén de otros trastornos psiquiátricos, que en muchos de los casos no son tratados con éxito, o bien no cuentan con el seguimiento y acompañamiento necesarios para que un paciente psiquiátrico se mantenga estable.

Esto de suicidarse, querido público, es un asunto de salud pública que ha preocupado a la Organización Mundial de la Salud ya que es la causa número 15 de muerte en este planeta: la que se autoinflige una persona a su persona.

No podemos juzgar a los suicidas porque entonces tendríamos que desenredar un entramado de razones y situaciones que la medicina ahora puede tratar, e incluso existen muchos grupos de apoyo de todas las denominaciones sociales, religiosas y psicológicas que trabajan para evitar esta epidemia.

El suicidio de alguien cercano siempre deja perplejos a sus deudos, por el egoísmo que genera un estado de dolor como es la muerte, pero en ocasiones el fenómeno suicida se ubica entre familias o personas, creando leyendas y maldiciones.

Hace poco salieron a la luz unos poemas inéditos de la poeta Sylvia Plath, escritora bostoniana, emblemática de la mejor poesía postvanguardias en el siglo pasado, célebre por su obra y por su suicidio sonado.

Aunque era una autora de mucho talento, su realidad personal era una novela rusa. Casada con el poeta Ted Hughes, que también era un gran escritor, como esposo era un asco, y si en algo batallaba el bato, era en...

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