Ivaginaria / El condón con la boca

Para mi siguiente truco necesitamos un condón, un pene erecto y lubricante a base de agua. El otro día en un taller, me dijo un bato: lo único que me falta para ser feliz es ponerle bien el condón a mi novio con la boca. Los condones también son parte del juego erótico para colocarlos, quitarlos y curiosamente, pese a los largos años enmicando falos, siempre se aprende algo nuevo sobre los métodos de barrera.

Saben que soy una entusiasta de la promoción del uso del condón, pero adquirir una conciencia sobre su uso, al menos en la banda de mi generación, fue la de asumir la pandemia del VIH, el virus de la inmunodeficiencia humana, como un asunto de lo cotidiano, en particular porque nadie sabía nada; más o menos como ahora porque aún la gente no se encuentra muy informada sobre el VIH y sus temas, formas de transmisión, de prevención, pruebas rápidas. Quien tenga necesidad de información sobre ello puede escribirme a elia.martinez.rodarte@gmail.com para ayudarle a buscar una clínica que les ayude con sus necesidades.

Pero volviendo al condón puesto con la boca, es una habilidad que tod@s debemos aprender, porque es una de las formas con las que erotizamos a nuestra pareja fálica. Lo primero es que necesitamos un condón fresco, que no esté caduco y de preferencia, consigan hules que vengan en envolturas metálicas y eviten los que tienen una cara transparente. No sirve para nada que el condón sea visible y la luz puede degradar la calidad de su material, sea de látex o de silicón.

Cuando vayamos a usar un condón debemos sentir una leve burbuja de aire en el empaque antes de abrirlo, porque esto nos indica que es apto y seguro para usarse. Hace unos días un amigo que odia usar condón, pero que se lo debe poner muy remolonescamente, me contó que había ido con una trabajadora sexual y mientras ella le hacía una súper mamada le colocó el condón sin que él se hubiera dado cuenta.

¿Cómo le hizo esa mujer, que sabía perfectamente lo que estaba haciendo? Se montó encima de mi compadre, en una posición de sesenta y nueve con él echado de espaldas. Tenía de frente a la tanga, muy cerca de su cara, con el ojo del tafanario mirando directamente a...

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