Ivaginaria / Me duele la cabeza y otros choros

Algo maravilloso de escribir sobre sexualidad, educación sexual y fornicios varios, es que la gente asume que una quiere erotizarse y tener relaciones todo el tiempo, lo cual es un sinsentido. También hay que dormir, comer, leer y escribir, así como tiempo para no pensar en nada. Existen momentos para la sexualidad y también otros para no tener siquiera ganas de interesarse en ello, dependiendo del estado libidinal de cada quien.

Esos tiempos de reposo y de pensar en nada, son personales y privados, por ello debemos aprender a cuidar esos espacios y a decir que no cuando no deseamos repegar las pieles. Muchas mujeres viven con culpa porque no desean forniciar, y lo hacen para cumplir con sus obligaciones. Andan paranoicas y enloquecidas pensando que como ellas no ¨cumplen¨ como mujeres, sus viejos se les van a ir con algunas que sean más cariñosas.

En el caso de los hombres es lo mismo: si se ven en la situación de no erecciones o de carecer de impulso para un coito, van a sentirse demeritados y poco hombres, impotentes e inservibles, y toda esa ristra de adjetivos que deben de cargar sólo por estar fatigados y que el mismo sistema machista, agotador y mamila, les ha inyectado: si no se les para no son hombres. Tuve un compañero sexual que se disculpaba cada vez que no iba a tener erecciones porque conocía del rendimiento de su cuerpo, y en el pasado se le domesticó para cumplir en la cama estuviera o no en condiciones. Por ello lidiaba con varias broncas al unísono, sólo porque creía que debía estar erecto cada vez, aunque no pudiese.

Todo lo que tiene que ver con coito o no coito genera culpa en las personas, y el ejercicio del ser sexual se está conviertiendo en una obligación para muchas parejas, en especial aquellas que creen que su vida sexual va a mejorar porque acaba de ver las ¨50 sombras de Gray¨ o porque están estrenando disfraces para usar en el dormitorio.

Cualquier aditivo para el fornicio es bueno, pero el respeto a los tiempos no sexuales deben ser prioritarios.

No sean mamilas e inventen pretextos ridículos para no forniciar. Digan la verdad sobre su falta de deseo y nombren cada una de las letras: "esta noche no tengo ganas de relaciones sexuales".

Si andan desganados pero el otr@ no se aguanta, ofrézcanse como objetos sexuales a ser jurgoneados por su pareja, porque muchas veces nuestro compañero ni anda con intenciones de meterla, sino solamente de contacto humano, quizás el principio de un encuentro sexual cualquiera.

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