Ivaginaria / Y se niegan a disculparse

Una activista del #MeToo #YoTambién e iniciadora de los movimientos anti acoso en el país, me reveló algo que me dejó pasmada: si su agresor hubiera aceptado su responsabilidad como acosador y le hubiera pedido una disculpa, ella habría dejado el asunto por la paz. No estuve de acuerdo.

A mi no me parece justo y creo que las denuncias deben llegar hasta un procedimiento que derive en un castigo. No podemos dejar de denunciar y mucho menos perdonar, porque si permitimos que se salgan con la suya todos los agresores, no va a ser congruente ese movimiento.

Los batos se niegan a hacerse responsables cuando se les señala como acosadores y encima no se disculpan, normalizan el acoso, se les hace una exageración por parte de las morras y algunos han tenido la desvergüenza de negar su culpa y responsabilidad en la que asumen su agresión.

Yo conozco acosadores de todas las calañas, de los que me molestan a mi o a otras mujeres. Los que me han acosado a mi ya saben: si me tocan sin consentimiento, les pego, les grito, les digo palabrotas y los denuncio con sus morras o hago un señalamiento puntual sobre el agresor y ante quien quiera escucharme. Me encargo de que todo mundo sepa. Muchas veces son amigos cercanos y eso es más doloroso.

A mi hija le pasó: ella fue tocada inapropiadamente por uno de sus mejores amigos, una criatura que nosotros conocíamos y recibíamos en casa. Con mucho pesar, por la agresión y por el cariño que le teníamos a Alex, fue denunciado y expulsado de la escuela, en donde sucedió el incidente. Las autoridades de la escuela actuaron torpemente porque nunca pudieron detener el estigma y revictimización hacia mi hija, quien debió de cambiarse de prepa. Alex jamás pidió una disculpa y muy apenas aceptó su responsabilidad.

Hace unos años, un ahora ex amigo, fue acusado de realizarle sexo oral a una de sus subordinadas, cuando ella estaba ebria e inconsciente. Después de mucho acoso y no recibir consentimiento de tener un contacto sexual, él actuó por cuenta propia y se le bajó a la morra. Jamás aceptó su responsabilidad y nunca pidió una disculpa. Ahora vive exiliado en Puerto Morelos, en donde esperamos no acose a nadie.

En un caso absurdo en la universidad estatal de Nuevo León, un maestro de la facultad de...

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