Ivaginaria / nUn millón de amig@s

En este momento escucho el aullido de mis amad@s editor@s por el título tan largo de esta columna, les ruego me perdonen y me amen como yo a ell@s.

Como creo que ya es del conocimiento de todo mundo, mi principal momento para estar a solas conmigo misma y con mis más sucios sentimientos es cuando manejo, porque tengo que hacerlo por luengos minutos.

En la larga fila hacia el tráfico una puede pensar toda una existencia completa de ida y retorno, porque los que vivimos en las grandes ubres, sabemos que no es más que un rancho extendido mal trazado por anca las patas de los funcionarios. Estaba yo pensando en todas las estupideces que siempre pienso, cuando miro al carro de al lado y estaba una mujer, más menos de mi rodada, mirándome de clavo.

Lo primero que hice fue ponerle cara de fuchi, porque realmente me saca de onda que me miren con intensidad, como si se me estuviera saliendo una mucosidad de la nariz. Pero ella sonrió cuando le puse cara de fuchi y yo, ash, tuve que sonreír también. Creo que me sonrojé porque sentía que nos estábamos coqueteando, pero más bien era mi sorpresa de de que yo al menos no estaba siendo indiferente al llamado de esa zorra, ¿cómo se atreve a coquetearme? Las de Saltillo no somos así de fáciles como otras que yo conozco. Y después pensé, pues la mujer no está mal, y el carro que maneja está bien chido, además trae el saco de Sfera que me compré yo en otro color, y el pelo se le nota muy sano y no lo tiene teñido; trae una bolsa que no se parece en nada a las que uso y no le enjaretó colguijes cursis al espejo retrovisor como todas las viejas ñoñas de esta ciudad... De verdad que la mente nos juega trucos peligrosos, porque de estar teniendo un duelo de miradas a la Pedro Infante y Jorge Negrete, pasé a convertirme en lesbiana potencial y a ¿coquetearle?

Avanzó mi coche y algunos metros después, pensé que mi ex novia iba para otro rumbo, y que se me volvió a emparejar de nuevo toda ella muy sonriente. Para ese punto y con un emparejamiento muy nocivo a mi integridad física vehículo a vehículo, practiqué el deporte nacional: me hice uey. Al fin que ni es mi tipo, pensé.

Sin embargo también reflexioné sobre ese punto que me parece enigmático acerca de los bisexuales, de quienes se dice que...

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