Ivaginaria / El secreto del harem

La verdad es que el secreto del harem es eso: secreto. La mayor parte de la información que tenemos ahoy sobre lo que sucedía en los territorios de los sultanes, es la chisma barata que los extranjeros iban a husmear al imperio otomano. Sabían que los sultanes tenían a muchas mujeres esclavas sexuales que vivían al servicio de su amo. Dependiendo de sus habilidades y aptitudes sería su éxito dentro de ese gineceo islámico, pero eso a ciencia cierta no se sabe muy bien, porque la historia del harem es un constructo que se ha realizado con crónicas de segunda mano.

Ser parte de un harem, desde los tiempos antiguos, significaba ser propiedad y objeto de felicidad para el sulaimán o sultán, que es un ser divino o con una relación directa con su divinidad. Entonces tener este grupo de señoras selectas para darle placer al amo era algo que incluso se esperaba en esta cultura polígama, en la que el bato poderoso se puede dar "el lujo" de ayuntarse con toda mujer que desee. Era de libre de casarse y tener concubinas a voluntad. Las que se casaban eran las ganonas porque poseían derechos y sobre todo, sobre los hijos, la descendencia del sultán. Los hij@s de las concubinas, eran propiedad de su padre y las madres no tenían ningún derecho sobre sus propias criaturas. Y notemos que estos bebés eran hij@s de las mujeres más hermosas conocidas hasta ese momento en la historia de la humanidad, por lo que entendemos su belleza étnica.

La idea occidental que se ha elaborado sobre el harem es sexual y morbosa: asumen que este grupo de mujeres que puebla de fantasías sexuales su significado, andan encueradas sexosas y calientes, y que cuando el sultán entra en la sala, se tira enmedio de ellas para que le caigan encima como novias de Satán en ácido, como ménade hambrienta. Ash...

Dentro del harem se proporcionaba un entrenamiento refinado para algunas mujeres que aprendían a leer, escribir, a estudiar el Corán y a realizar una serie de actividades que le permitiesen ser apta para la corte y el sultán. Además de los afeites que debían aplicarse para estar buenas y hermosas la mayor parte del tiempo, porque realzaban su belleza y los tesoros de su conocimiento. Muy parecido o en el mismo tenor está el entrenamiento de las geishas...

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