Ivaginaria / La señora de...

Hace más de cien años, era obligatorio usar el apellido del esposo en México. Y en todo el mundo se utiliza, excepto ¡las mujeres musulmanas!, quienes conservan sus nombres de nacimiento. Muchas mujeres renombradas lo llevan, como Michelle Obama, a quien nadie cuestionaría jamás su feminismo ni su empoderamiento por usar el apelativo del presidente más carismático y querido que ha tenido Estados Unidos.

Es una decisión respetable de las mujeres que así lo hagan, pero la verdad es que es algo que yo por ejemplo, no haría. Y eso también porque nunca me casaría.

Tengo varias amigas que viven en Estados Unidos y su apellido es el del señor. Unas ya hasta son ciudadanas. El asunto es que en automático al casarte allá eres parte del clan del esposo y por cuestiones prácticas muchas optan por quedarse así. Incluso cuando se casan los anuncian como el Señor Tom Cruise y Señora Tom Cruise, por ejemplo, adjudicándola no sólo como propiedad sino como ausente de identidad.

En Europa se hacen apellidos compuestos y hay opción de elegir también el de la madre o del padre. Pero el asunto es que llevar el nombre del esposo en el nombre nuestro, es asumirse como posesión, lo cual como dije, es respetable pero hay una pérdida de identidad que sin duda, impacta en algunas mujeres.

Una ex suegra mía siempre se refería a mí como la señora (apellido de mi ex) y yo la verdad, no lo entendía. Pero era una forma en la que ella me validaba como la señora de su hijo y creo que eso le daba una cierta tranquilidad, como si eso ya garantizara algo entre nosotros, como algo serio o definitorio. Nunca le dije lo que pensaba al respecto, porque no tengo la costumbre suicida de pelearme con las suegras, ni propias ni ajenas.

Mucha gente se enoja conmigo porque les digo mis pareceres sobre la cuestión de llevar el apellido del señor, que en muchos casos se arrastra hasta la viudez. La señora tal viuda de cómo se haya apellidado el muerto. Esos arcaísmos me daban ternura, pero hueva a la vez. No conozco ningún señor que haya tenido la peregrina idea de ponerse el apellido de su señora. Aunque ahora que lo recuerdo un viejo horrible que...

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