El Jefe de Jefes (I)

Es probable que no exista un mexicano que por lo menos una vez no haya escuchado la canción "El Jefe de Jefes", que popularizaron los Tigres del Norte.

Los que saben aseguran que se la dedicaron a Miguel Ángel Félix Gallardo, uno de los capos más grandes que ha dado la prolífica genealogía del narcotráfico en México.

"El Jefe de Jefes" es probablemente el primer gran capo que dominó una organización que operó en diferentes regiones del País de manera coordinada; incluso, a él le atribuyen la formación del primer gran "cártel", aunque anteriormente no se utilizaban estos términos.

Félix Gallardo se convirtió en el capo más importante del hemisferio occidental estableciendo vínculos con los grupos colombianos, delimitando territorios y formando la primera gran asociación de narcotraficantes mexicanos que él dirigía.

SUS ORÍGENES

Nació en Bellavista, una pequeña población ubicada a unos cinco minutos de Culiacán, el 29 de abril de 1946, y a diferencia de los demás capos tuvo estudios. Como no le alcanzaba para pagarse una universidad, se inscribió en la escuela de Comercio Webster.

Intento comerciar con diferentes productos en las rancherías cercanas, pero no tuvo éxito, por lo que prefirió en 1963, cuando apenas tenía 17 años y debido a su fascinación por las armas, ingresar como agente de la Policía Judicial.

Por su porte, juventud y trato lo asignaron a la casa del entonces Gobernador de Sinaloa, Leopoldo Sánchez Celis, para cuidar a sus hijos.

Félix Gallardo se ganó la voluntad y aprecio del Mandatario, quien se convirtió no sólo en su padrino de bodas, sino en su mentor de lo ilícito, acomodándolo al lado del traficante de heroína Eduardo Fernández.

Una vez que "Lalo", narco dominante de la región, se volvió incómodo para el político y su círculo cercano, fue momento para ascender al joven pupilo.

En 1969, Sánchez Celis dejó el poder, pero Miguel ya se había encarrilado; con la protección política, supo establecer nexos con los siguientes gobernantes, que lo siguieron cobijando. En 1971 se liberó la primera orden de aprehensión en su contra por "delitos contra la salud", pero era un mero ornamento.

"A Miguel se le reconocía como un hombre astuto e inteligente, enemigo de la violencia, pero inflexible, duro e implacable con quienes le traicionaban", escribe José Luis García Cabrera, en su libro "¡El Pastel! 1920-2000".

Félix Gallardo no tenía facha de ser alguien que se ganaba la vida delinquiendo, más bien parecía un empresario. Le...

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