¡Jesucristo!... queda a deber

Un gran espectáculo, un clásico del teatro musical, un elenco multiestelar... y el lugar equivocado.

Jesucristo Súper Estrella y su gran reparto se presentaron ayer en la Arena Monterrey con un resultado irregular.

A pesar de eso, el público que llenó el recinto, les ovacionó.

El montaje de la ópera rock original de Andrew Lloyd Webber y Tim Rice, con traducción de Julissa, dirigido por Nick Evans y producido por Alejandro Gou, es espectacular y está hecho con toda la mano.

El problema es que está planteado para un teatro y no para un espacio como la Arena Monterrey.

Es un espectáculo teatral, no un concierto y requiere de ciertas condiciones de ambiente para que sea apreciado óptimamente.

A la primera función, marcada para las 17:00 horas, y que empezó cinco minutos después, una buena parte de los asistentes llegó con retraso, al grado que seguían entrando hasta casi media hora de haber iniciado.

El continuo ir y venir de vendedores de cerveza y snacks también influyeron a que no se diera la atmósfera que el espectáculo exige.

La ópera rock estrenada como un álbum conceptual en 1970 y como espectáculo en Broadway en 1971, y un año después en el West End de Londres, narra siete días en la vida de Jesús de Nazareth, desde la víspera de su entrada a Jerusalén hasta la crucifixión.

A lo largo de una veintena de números musicales, muchos de los cuales se han convertido en emblemáticos del género, explora la faceta humana, no la divina, de Jesús, su antagonismo con su discípulo Judas Iscariote y su cercanía con María Magdalena, la conspiración política para acabar con él y su martirio.

Lo interpretan Beto Cuevas como Jesucristo; Erik Rubín como Judas; María José como María Magdalena; Leonardo de Lozanne como Pilatos; Yahir como Pedro; Kalimba como Simón, y Enrique Guzmán como Herodes, acompañados por una treintena de actores, bailarines y cantantes.

El nivel actoral es bastante irregular. Hay buenas voces, pero no todas funcionan bien para la obra.

Cuevas se queda corto, en todos sentidos, porque su voz ni alcanza a plenitud las notas, igual que De Lozanne, pero este último al menos tiene un papel menos demandante. Ambos son excelentes cantantes de estudio, pero no de teatro musical.

María José luce, sin embargo, se siente superficial para un personaje que es clave.

Rubín está muy bien, aunque uno de sus micrófonos falló en uno de sus más importantes números.

Kalimba y Yahir, en personajes más pequeños, también sacan la casta.

Y Enrique Guzmán...

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