Nosotros los jotos / Amor fuera de temporada

Daniel llegó con una botella azul de ginebra. Dice que se "enamoró" de la bebida y de esa marca de la botella azul en particular desde la primera vez que se la di a probar, en uno de mis célebres martinis.

El jueves me trajo mi alipús preferido sin los moños, papeles tachonados de muñecos de nieve y demás aliños cursis de esta época (diseñados nomás para la basura), porque no se trataba de un regalo de Navidad. Yo entendí que era sólo por el placer de compartir, y para mí el verdadero regalo fue el toque de generosa satisfacción que matizó entonces su sonrisa traviesa, con esos colmillos gruesos y afilados, que desde nuestro primer encuentro a mí me enamoró.

La tarde deliciosa que pasamos en la mesa y la cama tampoco fue nuestra celebración anticipada del 24 como pareja, dado que Daniel pasaría esa noche con su familia en Ixtapaluca, Estado de México, y yo no tendría más remedio que ir con la mía a la casa de uno de mis generosos hermanos, en otros llanos también mexiquenses, un poco más clasemedieros.

-¿Qué estamos celebrando, Daniel?- casi lo reté a decirme en alguna de las ocasiones que chocamos las copas, sentados frente a una improvisada mesilla en la soleada terraza de tu pobre palacete.

-Un año más de conocernos, mi Toñito -fue su respuesta inmediata.

Digo que no podía ser nuestra celebración anticipada del 24 como pareja porque Daniel sabe que a mí me cae gorda esa fechecita pervertida por la mercadotecnia consumista. Tampoco podía serlo porque, para tranquilidad de nuestras madres que leerán esta crónica, no somos pareja.

"¿Entonces qué son, amantes?", te estarás preguntando junto con nuestras mamases, querido lector. "¿Acaso amiguitos cariñosos o con derechos?, ¿el señor maduro y su juguete $exual?, ¿o el muchacho de 28 años que busca en el joto canoso al padre ausente?"

Verás, esta es nuestra historia:

Daniel Ricardo García Cabrera, alias Íkaro Furia, me agregó a Facebook en marzo de 2015 porque era fiel lector de Nosotros los jotos. Está cabrón que recuerdes que te lo presenté en este mismo espacio el último martes de julio de ese año. El domingo previo nos habíamos citado en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México para que me compartiera su ruptura amorosa y yo escribiera la historia para ti.

El muchacho moreno y de estatura media llegó a la cita con camiseta blanca y ceñidos jeans que acentuaban sus piernas vigorosas (que luego descubriría velludísimas). Además de su ser cachondito, mi joven lector me gustó porque fue...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR