Nosotros los jotos / Bendita cuarentena

-Así como ves a este güey, acaba de ser papá -dice socarrón Humberto, mientras le aprieta el bíceps a Elsy, que dobla el brazo para presumir su fuerza.

-¿Cómo crees? ¡Estás bien chavito y con tan buena puntería! -responde coquetón Felipe en el pradito frente a su estética, adonde ha sacado a vaciar la vejiga a los jotísimos chihuahua mini toy que son el amor de su vida.

-Ya ves. Es un varoncito que salió tan guapo como su papá -tercia el muchacho con una sonrisa orgullosa.

-¿Puedes creer que fue hace un mes y todavía no me da el puro de rigor? -vuelve a la carga Humberto.

-Ya te lo voy a dar, güey, y doble -revira Elsy separando los índices 30 centímetros y moviéndolos picaronamente.

-¡Te sientas, cabrón! Ya que tienes para dar y repartir, a ver si también le das su puro al cuate Felipe...

El juego de albures es interrumpido por un grito que reclama la presencia de los dos técnicos en la obra junto a la estética. Humberto se despide y sale corriendo, pero Elsy se queda un momento.

-A ver si el sábado me escapo de mi vieja, que ni me pela, y nos tomamos una cerveza para que te dé el puro, ¿no?

-Okeis. Pero, ¿cómo que no te pela?

-Ya sabes, la cuarentena y esas mamadas.

-Ah, lo que extrañas son las ma... -Felipe se interrumpe con una sonrisa traviesa y busca entre las tijeras y peines de su mandil la tarjeta del negocio para dársela a Elsy-. El sábado cierro a las seis; llámame un poco antes.

Rizo's Feli se ubica en una calle de camellón arbolado de una colonia muy cool, junto a una fachada estilo art déco que se ha ido integrando a la construcción de un edificio de departamentos.

Con un ojo al tijeretazo y otro a la obra, Felipe Rizo escrutó a los albañiles durante meses con la esperanza de encontrar un ejemplar de colección, pero ninguno llenó sus morbosas fantasías hasta que aparecieron Elsy y Humberto para hacer trabajo de bombeo y empezaron a platicar con el maestro de tintes y degrafilados gracias a sus encantadores perritos. ¡Cuántas alegrías nos traen los animales!

Desde el primer atisbo, a Felipe le gustó el técnico de brazos fuertes y ojos traviesos que hacía un mes había tenido la alegría turbadora de ser padre y sufría una abstinencia que sus hormonas veinteañeras no entendían.

El sábado, el estilista tuvo mucho trabajo y se olvidó de Elsy hasta que sonó el...

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