Nosotros los jotos / Lío de faldas

El Niño Jesús de Praga quiso correr y tropezó con su falda. "¡Mierda!", exclamó el Santo Niño que de milagro alcanzó a meter las manos para no rasparse la divina nariz contra el pavimento. Al tratar de incorporarse, su dorada sandalia pisó otra vez los pliegues de seda carmesí y el Inocente Infante volvió al suelo.

"¡Me llevan todos los demonios del averno!", injurió Jesusito jalando la tela hasta liberarse y lograr ponerse en pie. "¡Su virtuosa tía me hizo muy largo el traje y encima le bordó la orilla con esta pinche pedrería!".

El Niño Jesús de Praga se refería a mi querida tía Mary, hermana menor de mi abuela, que lo veneraba en un altarcito instalado en la recámara que ambas compartían. No recuerdo qué favor le hizo la milagrosa imagen, quizá el sobrevivir a la extirpación de un tumor en la matriz que, de todas maneras, le impidió tener hijos.

Yo miraba desde mi recámara al Niño Celestial jugar futbol con mis hermanos y los vecinos de la cuadra. Curiosamente, a pesar del tropezón, la corona de oro y brillantes no se le había caído de la rubia cabecita, pero el orbe no estaba ya en su bendita mano sino rodando cual balón oficial de la cascarita callejera.

El libro que yo leía cayó de mis manos cuando advertí que el Niñito de Praga dejó el juego para ponerse al lado de mi hermano más chiquito, César, que meaba con descaro un escuálido arbolillo de la banqueta. A medio partido, al Dios Encarnado también le habían dado ganas de orinar, así que luchaba para arremangarse las enaguas. Cuando finalmente lo logró, ambos chamaquitos desaguaban haciendo oscilar el chorro, muy bien coordinados, a izquierda y derecha. Hasta que el balón le pegó en un bracito al Beatífico Roro, por lo que soltó la falda que de inmediato se empapó. "¡Tengo que preguntarle al Papa cómo chingaos le hace para ir al baño!".

La pata de mi gatita Serafina me despertó de este sueño. No pude más que reírme recordándolo de principio a fin. La noche anterior había leído una infinidad de comentarios desatados tras el lanzamiento del uniforme neutro que hizo la jefa de Gobierno capitalino Claudia Sheinbaum, junto al secretario de la SEP Esteban Moctezuma, quien acabó por sentir un aire cruzado allá abajito y se retractó de impulsar la medida completa en todo el país.

Todos coincidimos en que no puede ser más lógico y considerado que en días fríos las niñas vayan a la escuela primaria con pantalones, o los usen cuando les dé la gana por la comodidad que brindan para jugar en el...

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