Joyas por espejitos

AutorDenise Dresser

En la transición del IFE al INE las elecciones se han vuelto, de nuevo, una actividad exótica, extraterrestrse. Otra vez, en ellas participan mapaches y ratones locos, alquimistas y sus allegados. Las irregularidades que habían sido la excepción se han vuelto otra vez la regla. Las contiendas producen la alternancia pero también la permanencia de las peores trampas -como Monex y Soriana-, sobre todo en los estados. Hoy el INE contribuye a preservar el sistema político ensuciándolo. Permite que partidos como el Verde Ecologista violen la ley y tan sólo reciban una suave "amonestación". Permite que los gobernadores violen el principio de equidad a través de la publicidad. Permite la regresión.

Y es una lástima. Cambiar la cultura del fraude y las prácticas que produjo requirió-parafraseando a Churchill- sangre, sudor, lágrimas. Requirió un levantamiento indígena, un candidato presidencial asesinado, un país en la frontera del caos, un presidente dispuesto a sacrificar a su partido y pagar el precio por ello. Requirió mucho dinero de parte de un país pobre. Pero aún más importante: requirió líderes partidistas más dispuestos a pensar en el futuro del país que en sí mismos. El espectro de la inestabilidad unió en una tarea común -entre 1994 y 1996- a los enemigos más acérrimos: a tirios y a troyanos, a priistas y a panistas, a salinistas y a zedi-llistas, a quienes querían salvar al sistema y a quienes querían remodelarlo.

Pero hoy el INE ya no está hacienda bien la tarea que le toca, y que va más allá de limpiar elecciones, vigilar partidos, cuidar urnas. También le corresponde someter a escrutinio lo que hacen el PRI, el PAN, el PRD, el Verde Ecologista y los demás para llenarlas. Le corresponde crear una cultura de rendición de cuentas entre quienes preferirían no ser parte de ella. Le corresponde exigir que los partidos comprueben sus gastos cuando se han resistido a hacerlo. Y airear lo que se ha converrtido en un pozo de podredumbre: millones gastados y no comprobados, cuentas privadas que esconden recursos públicos, dinero de Pemex que va a parar a las arcas del PRI, amigos de Peña Nieto y del "Niño Verde" que se vuelven enemigos de la transparencia. El INE por mandato debe colocar a los partidos bajo el miscroscopio y descubrir sus miserias. Debe hacer claro y público que debajo de las elecciones que funcionan bien hay un inframundo donde el dinero se usa mal. Pero con su actuación reciente revela que no está a la altura de las...

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