De Juan de Dios Castro Lozano

Señor director:

Don Elisur me alude en su ensayo. Afirma que hace 16 años, dejándome embaucar, pronuncié un discurso apoyando el desafuero del entonces jefe de Gobierno del Distrito Federal, ahora presidente de la República, "sin pies ni cabeza (el discurso); que nadie entendió lo que quise decir". Es probable que el autor del ensayo tenga razón. Como abogado, mis conocimientos siempre han sido limitados y quizá no me expreso con claridad al decir un discurso. Esta no es mi queja.

Don Elisur nos califica a los panistas de hace tres lustros como perversos, carentes de malicia, inescrupulosos, victimarios del ahora presidente, haciéndolo objeto de una persecución donde hubo de todo, tanto sucio como puerco (sic). Como he sido panista desde 1959, seguí siéndolo en la época que menciona el ensayista y todavía lo soy, no creo ser merecedor de los calificativos que, en tabula rasa, nos aplica el distinguido maestro. Que otros militantes del PAN asuman conductas impropias no da derecho al autor del ensayo a calificar de la misma manera a todos.

Sostuve entonces como legislador, sostengo ahora como ciudadano, que el entonces jefe de Gobierno desobedeció una suspensión otorgada por un juez federal y que, al margen de la situación política, eso constituía un delito. El desafuero del que fue objeto fue justo y legal. Aprovechó la ilegal tardanza de la sección instructora en dictaminar su proceso para crecer políticamente. Fue un éxito el manejo...

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