Juan Villoro: La maravilla literaria, la paradoja política

AutorArmando Ponce

-¿Cuál es su mensaje, su aportación, su lugar literario?

-Handke ha demostrado que la prosa puede ser una de las formas más elevadas de la poesía. Su lenguaje es de una belleza única y combina un insólito poderío visual con una gran profundidad reflexiva. Su vasta obra es una exploración sobre la forma en que surgen las ideas, la vida privada del conocimiento. Las tramas son para él un pretexto para indagar el misterio de la existencia y la sacralidad del mundo. De manera original, ha combinado la indagación filosófica con asuntos muy cotidianos. Baste pensar en algunos de sus títulos: El miedo del portero al pénalty o Ensayo sobre la rocola.

-Y cuál su relación con la obra de Handke, sus lecturas... Porqué lo enganchó.

-A principios de los años setenta, Handke apareció en el horizonte de la literatura de lengua alemana como una especie de Bob Dylan. Su obra de teatro Insultos al público fue una provocación transgresora, y su novela Carta breve para un largo adiós le dio dimensión exis-tencial al road novel. No es extraño que un autor que se presentaba como outsider escribiera un drama sobre Kaspar Hauser, el célebre hombre sin identidad. Handke combinaba la pasión por el rock, el cine, el futbol y la contracultura con el interés por la filosofía, la poesía e incluso la teología. Lo empecé a leer en los setenta, traduje fragmentos de Ensayo sobre la rocola y le dediqué un largo ensayo, La vida de la mente, título que trata de resumir la manera íntima en que se aproxima a los enigmas del conocimiento. -¿Podría desenmarañar el asunto serbio?

-Handke siempre ha...

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