El juego sucio de la victoria rusa

AutorDiego Calmard

PARÍS.- La victoria rusa para organizar el Mundial 2018, que da inicio este 14 de junio, no eclipsa las irregularidades que hubo en su designación como sede del torneo de futbol más importante del planeta.

El 2 de diciembre de 2010, el presidente y el director general del Comité Organizador del torneo, Igor Shuvalov y Alexeï Sorokin, respectivamente, así como la entonces estrella de la selección nacional rusaAndréi Arshavin, pudieron exultar y abrazarse por lograr el tan anhelado sueño. Si bien en sus ojos se reflejaba la alegría por albergar la máxima fiesta del futbol, también sabían que tal hazaña representaba un triunfo político y la oportunidad para volver a poner en alto el nombre de su país.

"Estoy convencido de que organizar la Copa del Mundo en Rusia le aportará a esta parte del mundo", dijo sonriendo aquel día Jo-seph Blatter, entonces presidente de la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA).

Otros, como el ministro británico de Relaciones Exteriores, Bo-ris Johnson, advirtieron que el Mundial de Rusia podría tener un efecto negativo en la región y para Occidente, pues consideran que el presidente Vladimir Putin usará el torneo como Hitler hizo con los Juegos Olímpicos de Berlín 1936.

Al cuatro veces presidente ruso (2000, 2004, 2012 y 2018) le faltaba jugar un papel importante en un acto internacional de este calibre, algo que no ocurría en su país desde la caída del comunismo, en 1991. En las más recientes décadas, Rusia sólo organizó los Juegos Olímpicos de Moscú 1980 y los de Invierno de Sochi 2014.

Sin embargo, las crecientes acusaciones de corrupción contra la FIFA causaron que la justicia suiza iniciara en mayo de 2015 una investigación sobre las designaciones mundialistas de 2018 y de Qatar 2022, dejando como saldo principal la renuncia de Blatter a la presidencia de la organización rectora del futbol internacional y la detención de varios de sus directivos.

A diferencia del caso Qatar 2022, en el que las acusaciones fueron acertadas, en el Mundial de Rusia los señalamientos fueron reducidos a indicios de irregularidades, como la falta de transparencia en la votación para elegir la sede.

Para mejorar su imagen, la FIFA recurrió a Michael García, exprocurador federal del distrito de Nueva York, exnumero 2 de la Interpol en América y experto en crimen financiero, a quien le encargaron investigar el proceso de designación de los países ganadores.

Así, García y el abogado suizo Cornel Borbély realizaron los...

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